El empresario de la restauración Alberto Jareño se ha convertido en la persona que de una forma desinteresada está ayudando a la víctima de las torturas de Manacor. Además, ejerce de portavoz.
¿De qué conoce a la víctima?
—Conocí a Juan Carlos a través de una plataforma reivindicativa de la que yo formaba parte en protesta por el cierre de la restauración. Él andaba por allí retransmitiendo en directo por su canal de Youtube. Coincidimos en varias de las manifestaciones y me contó que era youtuber. Me dijo que padecía una discapacidad. Me pareció admirable la labor de difusión que hacía pese a ello.
¿Le animó a que interpusiera la denuncia policial?
—Juan Carlos publicó el lunes por la noche un vídeo en Facebook. Se le veía en el interior de un cajero automático afectado y pidiendo auxilio ya que unas personas habían abusado de él. Le llamé, me relató lo sucedido y le presté mi ayuda desinteresada. A la mañana siguiente le recogí del hostal donde había pasado la noche. Me lo llevé a mi negocio para que comiera y se aseara. Tenía las heridas en carne viva y le llevé al hospital. Contacté con un abogado de confianza y nos pusimos en marcha.
¿Qué le contó?
—Juan Carlos tiene una vida muy complicada. Desligado de su familia quedó desamparado con la sola compañía de su atormentada personalidad con una más que evidente enfermedad psiquiátrica. Y este mundo imaginario que ha creado dentro de su locura ha encontrado refugio en la red.
¿Cómo le está afectando este caso personalmente?
—Mucho. No se trata de un caso aislado. Todos conocemos a personas de las que la gente se aparta cuando aparecen por las calles de su barrio, deambulando. Estas personas se van deteriorando y autodestruyendo con el paso del tiempo hasta que finalmente un día, de repente, nos enteramos de su historia, casi siempre con trágico final, por los periódicos.
¿Hay solución para un caso tan delicado como el de Juan Carlos?
—Este chico es muy inteligente, pero está enfermo. Estoy seguro de que se escapará del piso tutelado donde está. Hay que ingresarlo y prestarle toda la ayuda médica y psiquiátrica que necesita.
¿Falló el sistema?
—Queda más que patente la ineficacia por parte de las instituciones a la hora de elaborar políticas sociales.