Contaban con el apoyo de varias personas que no lograron ser identificadas en su momento. Lo cierto es que tres hombres residentes en la Isla admitieron en un juzgado de lo Penal de Palma haber vendido en la capital balear coches que habían sido sustraídos con anterioridad en Italia.
Dos de ellos, defendidos por el abogado David Salvá, de Horrach-Salvá, se declararon culpables de un delito de estafa continuada y aceptaron cada uno un año y medio de cárcel. No entrarán en prisión al quedar la pena suspendida. El otro miembro fue sentenciado a seis meses como autor de un delito de receptación. La mayoría de los perjudicados fueron indemnizados antes de la vista, hecho que se tuvo en cuenta como atenuante de reparación del daño.
Los tres acusados introdujeron en España, guiados por su ánimo de lucro, y con la participación de otras personas que no fueron identificadas, vehículos que habían sido robados en Italia. A los coches les alteraban el número de bastidor, los permisos de circulación italianos e incluso confeccionaban contratos de compraventa con empresas transalpinas que no existían. Entre noviembre de 2014 y mayo de 2015 vendieron en Palma tres vehículos de la marca Land Rover Range por cantidades que oscilaron entre los 25.000 y 40.000 euros, dos Mini Cooper Countryman por 21.900 y 23.000 euros y un Fiat 500 por 10.000.
A los tres hombres, todos de nacionalidad española, se les imputaba inicialmente un delito continuado de estafa en concurso medial con un delito continuado de falsedad en documento oficial. Por ello la Fiscalía solicitaba para cada uno de ellos tres años y medio de prisión y que devuelvan de manera conjunta y solidaria los 127.900 euros obtenidos de las ventas de los coches. Tras un cuerdo de conformidad entre las partes antes de la vista, el ministerio público rebajó la petición inicial para los tres acusados y modificó el delito que se le imputaba a uno de ellos.