Un joven ha aceptado una condena de cinco años de cárcel por cortar el cuello con una copa de balón rota a otro por error a las afueras de una discoteca del Paseo Marítimo de Palma. El acusado, de origen marroquí, se ha declarado culpable de un delito de asesinato en grado de tentativa en el juicio que se ha celebrado la mañana de este miércoles en la Audiencia Provincial. El agresor indemnizará a la víctima con 10.200 euros por las lesiones y las secuelas. El tribunal de la Sección Segunda ha tenido en cuenta la circunstancia atenuante de reparación parcial del daño después de que el investigado consignara 3.000 euros para el perjudicado.
Los hechos tuvieron lugar sobre las 6.00 horas del 1 de noviembre de 2019 a las afueras de una discoteca del Paseo Marítimo de Palma. El acusado, que se había visto implicado en un altercado con unos desconocidos con anterioridad, cogió una copa de balón de cristal rota y se dirigió a la víctima sin mediar palabra. El agresor, un joven de origen marroquí, lo confundió con uno de los chicos con los que había discutido con anterioridad y se abalanzó sobre él por la espalda y le clavó la copa en la parte izquierda del cuello.
A continuación le propinó un puñetazo en la parte derecha del rostro y huyó. La Policía Nacional detuvo al agresor en las inmediaciones del lugar. «Tenía una copa de balón en la mano, me la reventó en el cuello y luego me pegó un puñetazo en la cabeza», explicó a este periódico la víctima, de 24 años y nacionalidad española. «No lo conocía de nada, creo que se equivocó de persona».
El perjudicado entró al local para pedir ayuda a sus compañeros y llamaron a una ambulancia. Acto seguido fue trasladado hasta el hospital Son Espases y precisó 16 puntos de sutura en el cuello.
«Estoy asustado. Soy una persona muy social, trabajo de relaciones públicas y esto me crea inseguridad. Cuando se produjo la agresión ya no había ningún portero porque la discoteca ya había cerrado», contó por teléfono el herido, que publicó en su perfil de Facebook una fotografía de los puntos de sutura que le pusieron en el hospital y una camiseta blanca ensangrentada. La imagen se compartió más en más de 350 perfiles. «Me ha dejado un tatuaje en el cuello para toda la vida. No me dio en los ojos de milagro», lamentó.