Aquí no hay quien viva, mítica serie del año 2003, recogía las aventuras y vivencias de una alocada comunidad de vecinos. Lejos de la ficción, nuestra protagonista ha tenido que abandonar su hogar de toda la vida y marcharse a vivir con su hija ante el acoso de su vecino.
Una mujer de 70 años, de nacionalidad española se ha visto obligada a tener a vender su vivienda por las continuas amenazas y acoso sistemático ejercido por parte de su vecino. Los hechos sucedieron en un edificio de Palma en el que sólo están habitados dos de los pisos. La denunciante habitaba, ella sola, uno de la primera planta; el presunto acosador vive en la tercera.
Todo comenzó a consecuencia de unas obras realizadas en ambas viviendas a cargo de un trabajador recomendado por la familia de la denunciante. El presunto acosador no estuvo de acuerdo con los acabados y la ejecución de la reforma. A partir de ese momento, el vecino del tercero tomó una actitud hostil manteniendo constantes mensajes, llamadas y audios con los familiares de la septuagenaria.
Los denunciantes han aportado al juzgado audios y grabaciones donde dice: «¿Qué quieres que meta una familia llena de gitanos encima de la casa de tu madre? Ya hablaremos cara a cara. No me toques los huevos porque ahora mismo bajo».
A raíz de estos enfrentamientos constantes, ruidos, música, y acoso constante, la propietaria del inmueble, a sus 70 años, ha tenido que marcharse.
La mujer tiene miedo de que su vecino pueda seguir acosándola y amenazándola, incluso ahora que ha abandonado el edificio.