Manel P. no iba vestido con un jersey amarillo ni el Ford Fiesta que robó era blanco. La madrugada del 1 de febrero del año pasado no sabía cómo volver a su casa. No quería regresar en bus Nit ni en taxi. El joven, de 25 años, se encontraba en el polígono de Son Castelló sobre las 02.40 horas tras haber estado de fiesta en la sala Es Gremi y decidió robar un coche.
Acudió a un concesionario y forzó la puerta de cristal de acceso. Una vez en el interior, se apropió de ocho llaves de vehículos. Fue probando suerte y consiguió abrir un Ford Fiesta gris que puso en marcha y se llevó del establecimiento. Manel P. estuvo 15 días circulando por Mallorca con el vehículo hasta que la Policía Nacional lo interceptó derrapando frente a Es Gremi el 15 de febrero.
El coche presentaba desperfectos que no pudieron ser valorados al no aportarse la documentación necesaria. Las siete llaves de vehículos no recuperadas han sido tasadas en 2.008 euros y los daños ocasionados en el acceso al concesionario han sido valorados en 390 euros.
El joven aceptó una condena de dos años y medio de cárcel en el juicio celebrado a finales de noviembre en un juzgado de Palma. Manel P. no ingresará en prisión si abona 2.430 euros por el coste de reposición de las llaves sustraídas y 390 por los desperfectos causados en la puerta de acceso del concesionario. No podrá cometer ningún delito en dos años.