Su operatividad duró sólo unos pocos meses. Desde principios de 2015 hasta el mes de abril del mismo año, cuando fueron descubiertos y arrestados por la Guardia Civil. A pesar de ello, lograron asentarse en varios pueblos del centro de Mallorca. Se dedicaban, de manera organizada y con una estructura clara, al cultivo y la venta de marihuana. Ayer reconocieron los hechos en un juzgado de lo Penal de Palma y cada uno de los acusados aceptó año y medio de prisión y multas que superan los 16.000 euros.
Uno de los imputados ejercía como líder de la banda. Se dedicaba junto a su pareja de la supervisión de las plantaciones y de dar salida a la droga. Junto a ambos participaban otras cuatro personas, que tenían distintas funciones. El 8 de abril el ‘negocio' se vino abajo. Varios agentes de la Benemérita registraron de manera simultánea las viviendas donde se ocultaba la marihuana. Hallaron en ellas gran cantidad de plantas, importantes cantidades de dinero en efectivo e incluso una libreta con nombres de los clientes. En uno de esas casas los agentes también encontraron un arma de fuego de la que el morador carecía de licencia pasa poseerla. Los investigadores asimismo comprobaron que en todas la viviendas registradas se había manipulado la conexión a la red de distribución eléctrica. Por ello fueron condenados también a pagar una multa de algo más de 26.000 euros a Endesa.
En un principio el ministerio fiscal pedía para cada uno de los procesados cinco años de prisión y multas de 200.000 euros. Tras una conformidad vieron reducida la condena.