Seleccionaba a personas de edad avanzada. A lo mejor lo hacía porque no estaban pendientes de sus cuentas bancarias. O, a lo peor, porque eran más fáciles de manipular. El trabajador de un banco del Pont d'Inca se apropió de 20.600 euros de siete clientes entre los años 2013 y 2017. El empleado fue condenado ayer a dos años de cárcel por un delito continuado de estafa y otro de falsedad documental. El acusado, español de 54 años, se declaró culpable en el juicio celebrado en Palma.
El hombre, que no entrará en prisión si no comete ningún delito en los próximos tres años, tendrá que abonar una multa de 1.350 euros e indemnizar a la entidad bancaria para la que trabajaba con 15.000.
El bancario aprovechaba que tenía acceso a los datos de varios clientes de la sucursal para realizar diferentes operaciones de reintegro en metálico. Confeccionaba los recibos correspondientes e imitaba la firma de los titulares. Las cantidades en efectivo obtenidas las incorporó a su patrimonio.
Operaciones
Todo empezó el 7 de junio del año 2013. El trabajador del banco condenado realizó 23 operaciones de reintegro desde la cuenta de uno de los clientes hasta el 24 de febrero de 2017 y sustrajo a 10.500 euros.
Entre septiembre de 2013 y marzo de 2017 efectuó seis operaciones de reintegro de la cuenta de una pareja y se hizo con 3.900 euros. En la cuenta de la que eran titulares dos mujeres, desde diciembre de 2016 a marzo de 2017, llevó a cabo cuatro operaciones de reintegro que ascendían a 1.400 euros. De otro matrimonio se apoderó de 4.800 euros tras 11 operaciones entre 2014 y 2017.
La entidad bancaria ha indemnizado a los siete perjudicados.