Un velero de bandera neerlandesa y 20 metros de eslora zarpó de Mallorca el 24 de marzo, en pleno estado de alarma, cargado con cuatro toneladas de hachís. Dos días después, una patrullera de Vigilancia Aduanera los interceptó a 80 millas al sur de Eivissa.
El viaje de los dos ciudadanos búlgaros que iban a bordo había finalizado tras una trayectoria errática. Los dos tripulantes se enfrentan a una condena de seis años y nueve meses de cárcel cada uno por un delito de tráfico de drogas. La Fiscalía reclama también sendas multas de 15 millones de euros.
El ministerio público recoge en su escrito que los dos acusados recibieron la embarcación en Argelia. Una estructura criminal dedicada al tráfico de sustancias estupefacientes se la facilitó con la finalidad de transportar 4.000 kilos de hachís hasta Europa.
Los investigadores de la Policía Nacional y funcionarios de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria identificaron el barco y realizaron un seguimiento. Los agentes abordaron el velero en aguas de Baleares y detuvieron a los dos tripulantes. A continuación remolcaron la embarcación hasta el puerto de Eivissa por su cercanía.
Una vez allí, registraron el barco y encontraron decenas de fardos de hachís que pretendían vender en Europa. Los policías intervinieron a los acusados cuatro teléfonos móviles, dos ordenadores, una tablet y un inhibidor de frecuencia que utilizaban para evitar seguimientos. El viaje de los dos tripulantes búlgaros acabó antes de lo previsto. En alta mar.