En el amarre número 15 del pantalán de La Lonja Marina Charter de Palma hay un lujoso catamarán blanco, de 15 metros de eslora y bandera alemana, bautizado como ‘Tramontane'. Está atracado a unos metros del yate ‘Chuck Norris', de bandera española, que se encuentra en el número 13. El primero, valorado en aproximadamente un millón de euros, lleva desde el 28 de octubre allí. En realidad no es alemán ni se llama ‘Tramontane'.
La Guardia Civil detuvo al tripulante de la embarcación el pasado miércoles por la mañana, en el Port de Palma, acusado de apropiación indebida tras haberla alquilado durante dos semanas en Italia. El hombre, de nacionalidad alemana, rebautizó el barco, cambió la bandera y la matrícula.
Los perros del instituto armado inspeccionaron el catamarán por si había sustancias estupefacientes en el interior. No encontraron droga, pero llamó la atención de los agentes que participaron en el registro que el tripulante viajaba con 600 latas de Coca-Cola a bordo.
El contrato de alquiler del barco no autorizaba al hombre a salir de aguas italianas. El arrestado, que viajaba con su perro, explicó ante la jueza titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Palma, en funciones de guardia, que al final de la primera semana la empresa le avisó por WhatsApp de que no podía salir de aguas italianas y tenía que volver. Según su versión, se encontraba en la frontera entre Cerdeña y Córcega, en aguas francesas, cuando recibió el mensaje.
El hombre desconectó el GPS y la radiobaliza y a continuación, el 17 de octubre, se dirigió a Mallorca, donde reside desde 1997. El sospechoso reconoció que dudaba si se iba a quedar con el barco porque era como «un sueño vivir y navegar en él», pero luego decidió devolverlo y el tiempo no acompañaba.
En el juzgado contó que pagó 12.000 euros por el alquiler del catamarán. El hombre, que ha sido mecánico de coches y profesor de vela, añadió que no trabaja y que vive entre Mallorca y Alemania de la herencia de su madre.
El tripulante quedó libre tras reconocer los hechos ante la jueza de guardia
La jueza de Instrucción número 3 de Palma dejó en libertad al tripulante, que reconoció los hechos. El hombre, asistido por la abogada Roser Fuster, confesó que tenía dudas sobre apropiarse del barco y luego pensó en devolverlo. No lo hizo porque esperaba a que el viento fuera favorable, según su versión. El alemán, que está acusado de apropiación indebida y falsedad documental, había alquilado el velero en abril pero a raíz del coronavirus la empresa lo aplazó a octubre.