La sombra de la crisis del 2008 planea de nuevo. En aquel entonces, Palma (y el resto de la Isla) vivió una oleada de robo de cobre y tapas de alcantarillado, para vender en empresas de reciclaje. Ahora, con los apuros económicos derivados de la pandemia, se han disparado las sustracciones de puertas de contadores de electricidad o agua.
Para llevarse las puertas, los ladrones utilizan en ocasiones una llave maestra o introducen un destornillador y hacen palanca. En otros casos, como ocurrió en Son Ferriol, arrancan hasta el marco.
Dinero rápido
Los pequeños delincuentes buscan una forma de obtener dinero rápido, vendiendo las puertas en chatarrerías o ciertas empresas. De hecho, la policía intensificará la vigilancia en estos negocios para que no compren este material ilícito. De momento, el récord de robos en una sola noche se lo lleva la calle Escuela Nacional, donde en poco tiempo se llevaron hasta 15 puertas de la fachada de las casas. Los ladrones utilizaron una furgoneta o un camión para cargar todo el material. En otras barriadas tradicionalmente tranquilas, como Son Quint, Son Xigala o Son Rapinya, estos días han desaparecido las tapas de aluminio.