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«Llegó un momento en el que me sentía como una muñeca y me daba igual»

Imagen de un momento del juicio. | Alejandro Sepúlveda

| Palma |

Un joven fue juzgado este lunes en la Audiencia de Palma por violar, presuntamente, a una menor en Llucmajor con la que después mantuvo una relación sentimental entre finales de 2016 y el verano de 2017.

La fiscal, que pide una condena de 15 años de cárcel para el acusado y que indemnice a la víctima con 3.000 euros, hizo una reflexión en su informe final: «Una pregunta que me hice cuando empecé a preparar este juicio fue: ‘¿Cómo es posible que una chica a la que han violado luego se haga novia del agresor?'. La respuesta la ha dado la psicóloga hoy [por ayer]. Es por el modelo de familia que ha visto en casa, estaba acostumbrada a que maltrataran a su madre».

La denunciante, que ahora tiene 18 años, declaró a través de un biombo que el joven la agredió sexualmente el 12 de diciembre de 2016 en un lugar apartado del campo de fútbol del municipio. «Nos dimos cuatro besos, me fue bajando los pantalones y yo me los subía. Me dijo que me dejara llevar, que no pasaba nada». La chica relató que el procesado la forzó y que después le preguntó si le dolía. Ella fue al baño y vio que sangraba. Poco después de ese episodio iniciaron una relación sentimental que se prolongó hasta el verano de 2017.

–¿Por qué empezó a salir con él?, preguntó la fiscal.

–Porque me gustaba, respondió la perjudicada.

La joven manifestó que su pareja la maltrataba y la controlaba. «Los jueves me ponía un horario. No había nadie en su casa y nada más entrar me pedía tener relaciones sexuales. Llegó un momento en el que me sentía como una muñeca y me daba igual. Yo casi nunca quería mantener relaciones sexuales», indicó.

El acusado negó que la maltratara y aseguró que todas las relaciones sexuales que tuvieron fueron consentidas. «Cuando me dejó estuve insistiendo en arreglarlo y, al final, me bloqueó el WhatsApp y las llamadas».

El abogado defensor, Carlos Barceló, pidió la absolución y afirmó que se trata de «una denuncia falsa de una persona conflictiva tutelada por los servicios sociales». El letrado insistió en que «no hay prueba» y que la denunciante «no ha dicho la verdad ni a su cliente en cuanto a la edad que tenía, ni a la policía, ni en el juzgado de Instrucción, ni aquí».

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