Las fuertes tormentas que azotaron la noche del jueves al estado de Victoria, en el sur de Australia, se saldaron con la muerte de tres personas, dejaron a más de 50.000 hogares sin electricidad y contaminaron el agua que abastece a 88 barrios de la ciudad de Melbourne, informaron las autoridades.
Los fuertes vientos de más de 124 kilómetros que afectaron a la ciudad de Melbourne, confinada por un rebrote de la COVID-19, y el sur de Victoria, provocaron la caída de los árboles, algunos de ellos sobre las tres víctimas mortales
El jefe del gobierno de Victoria, Daniel Andrews, dio su pésame a las familias de los fallecidos, entre ellos un niño de cuatro años, durante una rueda de prensa en Melbourne, en la que detalló que un joven fue herido mientras conducía durante la tormenta está recibiendo tratamiento hospitalario.
Andrews informó que el fuerte temporal dejó a más de 56.000 viviendas de Melbourne y Victoria, el segundo más poblado del país, sin electricidad, así como también hizo agua contaminada entrara en una reserva de agua potable que abastece a 250.000 hogares.
La empresa gubernamental de agua Yarra Valley emitió un comunicado pidiendo a los usuarios de 88 barrios de Melbourne que hiervan el agua antes de beberla.
Por otro lado, el gobierno de Victoria emitió una serie de directrices para permitir desplazamientos restringidos, en medio de las medidas de confinamiento, para comprar material para reparar las viviendas dañadas por las tormentas.
El gobierno de Victoria, que reportó este viernes 113 casos de COVID-19 y 12 fallecidos, mantiene bajo fuerte confinamiento, con toque de queda nocturno, a la ciudad de Melbourne, hasta mediados de septiembre, y al resto de su territorio en un confinamiento moderado.