Con una barba frondosa, una coleta y más corpulento. Casi irreconocible. Así se presentó este lunes en la Audiencia Provincial, poco antes de las 9.00 horas, Rafael Pantoja, el asesino confeso de Sacramento Roca, a la que arrebató la vida la tarde del 16 de noviembre de 2018 en Conforama. Los casi dos años que lleva en prisión no parecen haberle sentado mal del todo. Lo único que ha perdido es parte de la memoria. O eso al menos trató de demostrar ayer en el juicio, algo que le recriminó la abogada de la familia de la fallecida, que se prolongó durante toda la mañana tras la predisposición de la partes por alcanzar un acuerdo. Finalmente se llegó a una entente y Pantoja aceptó 24 años y medio.
El jurado lo declaró culpable de asesinato con la agravante de parentesco y de género. En otro contexto, y no en el actual de nueva normalidad, también en el ámbito de la Justicia, la vista se hubiese desarrollado, casi con total seguridad, durante toda la semana. Este lunes, en menos de tres horas el juicio quedó visto para sentencia. Poco después se emitió el veredicto. Lo único que falta para que la condena sea firme es que el tribunal dicte sentencia, algo que tendrá lugar en los próximos días.
Declaración
La declaración de Pantoja duró poco más de diez minutos. Casi todo el tiempo lo dedicó a responder a preguntas de la representante del Ministerio Fiscal, muy incisiva durante toda la sesión. «Yo quería retomar la relación, pero ella no quería volver conmigo», confesó al ser cuestionado sobre la situación sentimental en el momento del crimen para después pasar a relatar los momentos previos al suceso. «Fui a Conforama a acabar con su vida. Solo sé que ese día no estaba bien, cogí un cuchillo de casa y me fui a la tienda sin saber si ella estaba trabajando», explicó. Sobre los detalles de cómo le produjo la muerte a Sacri lanzó balones fuera aludiendo a una pérdida de memoria. «No logro meterme en lo que hice ese día. Es como cuando sueñas y quieres recordarlo, que no sabes si ha ocurrido o no». Para que intentara rememorar lo que ocurrió aquella tarde, la fiscal ordenó que se reprodujera en sala el vídeo de los hechos. En ese momento, Pantoja bajó la mirada. No quería ver lo que había sido capaz de hacer a la que había sido su pareja durante un año. «No le puedo decir lo que hice, de verdad». Antes de terminar su declaración se acordó de la familia de la fallecida. «Les quiero pedir perdón por un acto tan cruel. Voy a estar arrepentido toda mi vida». La abogada de la acusación particular se encargó de decirle en el turno de los informes de conclusiones que no le van a perdonar nunca.
Por la sala desfilaron varios testigos. Uno de los forenses que practicó la autopsia explicó que Sacri recibió dos puñaladas mientras él le sujetaba por la espalda. Una de ellas le cortó la vena aorta y la otra le alcanzó el corazón. La vigilante de seguridad del establecimiento, que fue excompañera de Rafael Pantoja, por lo que conocía bien al asesino, relató entre lágrimas que se lo cruzó en la tienda minutos antes de cometer el crimen y que le dio «miedo». Tras esto avisó a Sacri. «Le dije que estaba aquí y que llamara a la policía y me contestó que no quería líos». Poco después, la acuchilló. La testigo escuchó como él le decía a ella «te quiero mucho» antes de clavarle el arma blanca por primera vez. Se ensañó con ella –la remató en el suelo– y se marchó andando de allí, como si nada. Lo mismo que valía la vida de 'Sacri' para él.