Si la cuarentena para una persona normal ha sido difícil, para Natalia Rodríguez ha sido un calvario. La madre de Malén Ortiz, desaparecida en Magaluf en 2013 cuando tenía 15 años, está revisando las 30.000 páginas del sumario de su hija, ahora que se ha levantado el secreto judicial. Y llega a varias conclusiones: la más importante es que se han dejado cabos sueltos.
Se cumplen seis años y medio sin Malén. ¿Habrá concentración en La Pinada en junio?
—Este año la situación es excepcional por el coronavirus, así que el homenaje a mi hija lo tendremos que pasar al 5 de julio.
¿Cómo está siendo la cuarentena en sus circunstancias?
—Muy difícil. No podemos hacer concentraciones por Malén, mi madre y yo tenemos más tiempo para pensar... Es fin, es terrible. Estoy aprovechando para leer las 30.000 páginas del sumario por la desaparición de mi hija. Voy por el tomo 6 de 12.
¿Qué conclusiones saca?
—Aún es pronto para hablar, porque me queda mucho por leer, pero sí tengo claro que se han dejado cabos sueltos los investigadores. Y es necesario que profundicen en ellos, podría estar la clave de todo.
El equipo que investigaba ha sido remodelado.
—Eso me dijo el otro día el comandante Francisco, de la Comandancia de Palma. Que quede claro que yo no critico a la Guardia Civil, al contrario, sé que han trabajado mucho, pero es hora de obtener resultados. Ha pasado ya demasiado tiempo. Soy la madre de Malén y tengo derecho a decir que quiero respuestas. Quiero saber dónde está mi hija. Es la pregunta que me tortura desde diciembre de 2013.
¿A qué cabos sueltos se refiere?
—No quiero profundizar mucho en ese tema. Pero hay cosas que no se han hecho bien. Por ejemplo, el ordenador de Malén se recogió en febrero de 2014 de la casa del padre. ¿No es mucho tiempo después?
¿Facebook sigue sin autorizar a los investigadores a acceder al perfil de Malén?
—Así es, y ya es una cuestión de solidaridad. De humanidad. Saber quién le escribía podría ser de gran ayuda.
¿Qué cree que le pasó a su hija?
—Si antes tenía 1.000 preguntas, ahora tengo un millón. No lo sé. Sólo sé que Malén no está. Al principio del sumario se plantea el caso como una fuga voluntaria, luego entran otros actores y todo cambia.
La madre y la abuela de Malén en el Paseo Mallorca, en Palma.
Revivir de nuevo todo el caso debe ser espantoso.
—No se lo puede ni imaginar. He tenido que volver a medicarme para poderlo aguantar. Llevo meses leyendo cada página del sumario y es muy doloroso. Para procesarlo necesito la ayuda de mi psicóloga. Busco a mi hija de día y de noche.
¿A qué se agarra?
—A lo que dice mi madre, que somos la voz de Malén. No nos quedan lágrimas, solo vivimos y luchamos por ella. Y no descansaremos nunca. Jamás.
¿Cree que saldremos más solidarios de esta pandemia?
—Me gustaría pensar que sí, pero no lo siento. Espero equivocarme.