Las fantasías sexuales pueden ser muy variadas, desde hacerlo con más de una persona hasta pedir interpretar a otros personajes, pasando por una larga lista de fetiches diferentes y extraños. A veces, hay que tener cuidado con lo que se pide y a quién se le pide, porque si se contrata a personas desconocidas para que cumplan uno de estos deseos, pueden haber malentendidos.
Un ciudadano de Griffith, en Nueva Gales del Sur (Australia), contactó con dos hombres por Facebook en julio del año pasado para que fueran a su casa, lo dejaran en calzoncillos, lo ataran y lo acariciaran con una escoba. Sin embargo, al acudir, hubo un error con la dirección y entraron en la casa equivocada, por lo que la Policía terminó arrestándolos.
Según informó la BBC, el juez concluyó en una sentencia reciente que «los hechos del caso son inusuales» y al menos uno de ellos ya ha sido absuelto. Y es que, al parecer, la culpa del error fue del hombre que solicitó sus servicios, pues les dio la dirección de su antigua casa.
La nueva vivienda del cliente estaba a unos 50 kilómetros de distancia y se había mudado recientemente, pero no avisó a la pareja que contrató. «Llevaban machetes como accesorios para la fantasía», explicó el juez. «Pero la fantasía no estaba del todo cerrada y se dieron pocos detalles sobre cómo se llevaría a cabo».
Por ello, el problema fue que ambos se presentaron con estas inesperadas armas para darle más realismo y entraron a las 6.15 de la madrugada en la casa equivocada. El propietario se los encontró de pie sobre su cama y, cuando se dieron cuenta de su error, le pidieron disculpas, estrecharon su mano y se marcharon.
Entonces acudieron a la dirección correcta donde estaba el verdadero cliente. Este, al verlos, les dijo que tenía guardado «un gran cuchillo» en sus pantalones y les pidió que dejaran los machetes en el coche.
El hombre que los contrató, que «estaba dispuesto a pagarles 5.000 dólares australianos (unos 3.000 euros) si lo hacían muy bien», les hizo antes algo de comer y, en ese rato, llegó la Policía. Los agentes vieron las armas guardadas y arrestaron a la pareja. Aun así, el caso finalmente ha sido resuelto ya que las pruebas sugerían que no actuaron de forma intencionada.
El abogado de Terrence Leroy, uno de los detenidos, aseguró que «el acuerdo era atar y acariciar a un hombre semidesnudo en calzoncillos con una escoba y que en ningún momento pretendían entrar con intención de intimidar» a nadie.