«La mujer estuvo un buen rato en el baño y se cruzó en la puerta con mi ex. Yo fui a coger el cubo de la fregona porque se meó por toda la casa como una vaca, con perdón, y la vi con una botella de vino metida en su vagina». Un hombre y una mujer negaron ayer en el juicio en la Audiencia de Palma que torturaran a una prostituta de 49 años en una casa de Llucmajor.
La pareja contrató a la prostituta por 20 euros en la Porta de Sant Antoni (Palma), la tarde del 20 de marzo de 2016, y después acudieron al domicilio del hombre. Una vez allí, según la versión de los acusados, que entonces mantenían una relación, bebieron alcohol en el sofá.
«No llegamos a mantener relaciones sexuales. La vi tan sequita que no tenía ni ganas de hacer nada», dijo el hombre, que insistió en que no le introdujeron ningún objeto por la vagina. La mujer contó que se encontraba en el baño cuando escuchó gritos de su novio.
«Vi que la prostituta sangraba y pensé que se había cortado al introducirse la botella de vino en la vagina». La perjudicada, que va en silla de ruedas, tiene muchas lagunas de lo que ocurrió aquel día. Explicó que consumió cocaína y bebió alcohol. «No sé lo que me pasó en la casa ni recuerdo lo que me hicieron. Yo no me introduje ningún objeto en la vagina».
Una policía que fue a la casa vio a la víctima en el suelo sobre un gran charco de sangre. Los acusados no le dijeron qué había sucedido. «Tenía la sensación de que me ocultaban algo».
Los médicos informaron a la Guardia Civil que la mujer presentaba «heridas gravísimas» en la vagina y en el ano producidas por terceras personas. «Nos dijeron que era imposible que la mujer se introdujera nada de forma voluntaria», indicó el agente, que entrevistó a la víctima y le manifestó que solo recordaba que empezaron «un juego sexual».
La fiscal María Alonso comentó en su informe que la mujer estuvo a punto de perder la vida. La representante del ministerio público pide 22 años de cárcel para el hombre y 20 para la mujer y que indemnicen a la víctima con 84.089 euros por las lesiones y secuelas. Los abogados defensores reclaman la absolución ya que consideran que se trató de un accidente fruto del abuso de drogas.