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«Mi compañero cogió la emisora, me miró con sorna y espetó: ‘Maricón'»

Imagen de archivo del cuartel de la Policía Local de Llucmajor. | Alejandro Sepúlveda

| Palma |

Un policía local de Llucmajor recordó este lunes en el juicio celebrado en Palma que sufrió una «campaña homofóbica» por parte de un compañero entre 2001 y 2015. El denunciante contó que en las reuniones del cuerpo escuchaba comentarios como «aquí se pierde aceite», «faltan hombres» o «huele a maricón».

El detonante fue en 2004. «Coincidimos en servicio. Yo iba de copiloto y él, en un momento dado, cogió la emisora y espetó, mirándome con sorna: ‘maricón, maricón, maricón'. Me quedé paralizado, hundido y ultrajado. No pude reaccionar. Se enteró todo el cuartel».

El hombre, que sigue en tratamiento psicológico y psiquiátrico, no se veía con fuerzas para ir a trabajar. «A veces, estando de servicio, venía gente para ver quién era ‘el policía maricón'», dijo el agente afectado, que se dio de baja en 2015 por el supuesto acoso.

El acusado manifestó que coincidió como máximo en seis turnos con el perjudicado. «Es una persona que no conozco. Es falso que yo dijera por la emisora ‘maricón'. Esta situación no se la cree nadie, me hubiesen abierto un expediente al momento», aseguró el policía, quien añadió que nunca ha hecho ningún comentario en referencia a la condición sexual de su compañero. Cree que la denuncia se debe a «un fuego cruzado» entre dos testigos y que él es «un daño colateral».

Un policía local de Llucmajor que declaró como testigo también escuchó en zonas comunes comentarios homófobos del enjuiciado. «Pero no puedo decir si lo dijo delante del denunciante», matizó. «El acusado es una persona que habla mucho y tiene un humor que a veces hace gracia y otras no». Otro agente señaló que en los vestuarios escuchaba comentarios homófobos.

El psicólogo que trata al agente supuestamente acosado relató que tiene un trastorno depresivo, baja autoestima y llanto fácil. «No puede volver a trabajar como policía y mucho menos en Llucmajor».

La fiscal, que pide dos años de cárcel, explicó que hay dos informes «escalofriantes» que llegan a la conclusión de que la víctima ha sufrido una serie de trastornos. «Este tipo de conductas no se pueden permitir. Es muy lamentable que una persona que ha preparado unas oposiciones tenga que dejar su trabajo por su condición sexual».

El agente procesado insistió en su inocencia en el turno de la última palabra. «A él le interesaba estar en su casa y cobrar. Yo no sé qué hago aquí, la verdad».

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