Hay veces que la realidad supera a la ficción. La Policía Local de Palma detuvo el pasado domingo a un joven de 17 años por robar un ciclomotor. Hasta aquí todo normal. Lo curioso es cómo los agentes llegaron hasta él.
El menor se grabó en un vídeo con el vehículo y lo compartió con sus amigos. La grabación llegó por casualidad hasta la víctima, que reconoció su moto y al ladrón, al que tenía a escasos metros en un concierto de las fiestas de Sant Sebastià en Ciutat. El robo había tenido lugar un día antes.
La policía identificó al presunto ladrón en las inmediaciones de la plaza de España, alrededor de las 02.00 horas, y en un primer momento negó los hechos, hasta que le mostraron el vídeo donde se le veía a él y al ciclomotor robado. Intentó huir, pero fue retenido unos pocos metros después. Tras ser alcanzado por los agentes y cuestionado por el paradero del ciclomotor, el menor intentó salir airoso del asunto. «Si os lo digo no me pasará nada, ¿no?». No tuvo suerte y acabó detenido.
Minutos más tarde, los policías, acompañados del arrestado, acudieron al lugar donde se encontraba aparcada la moto, en la calle María Cristina, y dieron con ella. Allí los funcionarios inspeccionaron el vehículo y al abrir el cajetín se toparon con un casco y tres teléfonos móviles. Cuestionado el menor por los terminales, les dijo que eran de sus amigos. Extremo que no convenció a los policías. Al ser menor el arrestado tuvieron que avisar a los padres. Al detenido se le imputa un delito de hurto de uso de ciclomotor, ya que se hizo con él mientras tenía las llaves puestas.