Por el momento han llegado a juicio media decena de derivadas del caso. La primera de ellas terminó con la condena por coacciones de un sobrino de Cursach contra la madame, que ahora aparece cuestionada por los informes policiales que indican que se ocultaron pruebas al tribunal. Recibió una pena de quince meses de prisión que fue suspendida.
Su tío fue condenado por tenencia ilícita de armas a ocho meses de prisión y más tarde, al pago de una multa al juez Penalva por haberle injuriado en el juzgado, una condena aún pendiente de que la resuelva la Audiencia.
La otra derivada han sido los juicios por coacciones al testigo 29: tres rumanos fueron juzgados en otros tantos procesos. Dos condenados, uno de ellos está en prisión, y uno fue absuelto. También se exculpó de obstrucción a la justicia a un empresario de Calvià, si bien se le impuso una pena por inclumplir una orden de alejamiento respecto a uno de los testigos del caso.
Algo similar ocurrió en el juicio contra varios policías locales por trato homófobo a la actual concejala Sonia Vivas. Se descartaron las acusaciones principales porque habrían prescrito, pero se condenó a dos de ellos por hostigar a una posible testigo del caso y urdir una denuncia falsa.