No le contrataron y decidió vengarse. Un obrero marroquí de 44 años ha ingresado este sábado en la cárcel de Palma acusado de haber quemado el pasado 13 de diciembre la antigua discoteca Asai, en el centro de Palma, por unas desavenencias laborales con sus jefes.
La investigación la ha llevado a cabo el Grupo de Atracos de la Jefatura palmesana y ha culminado con la detención del principal sospechoso. Ya desde el primer momento se apreciaron indicios muy claros de que el fuego había sido intencionado, pero faltaban algunas pruebas para confirmarlo.
Los investigadores se entrevistaron con los encargados de la reforma en el local del Puig de Sant Pere, que aportaron una valiosa información sobre lo ocurrido en el edificio.
Resentido
El magrebí encarcelado por el incendio llegó a trabajar en la reforma del establecimiento, retirando escombros. Quería que le contrataran, pero cuando la empresa le comunicó que eso era imposible, por una serie de circunstancias, adoptó una actitud muy amenazante con el responsable, al que llegó a coaccionar para que se repensara su decisión.
Después, todo apunta a que se coló en el edificio en obras, y le prendió fuego. El sospechoso fue detenido el jueves y este viernes por la mañana la Policía Nacional lo puso a disposición judicial. El juez de guardia, tras escuchar su relato y revisar las pruebas policiales en su contra, ordenó su ingreso en el centro penitenciario.
Fuentes policiales indicaron que el fuego en el centro de Palma podría haber tenido consecuencias mucho más graves de haberse extendido a los edificios colindantes. Afortunadamente, todo quedó en un susto y daños materiales, calculados en unos 12.000 euros.
El antiguo Asai, uno de los lugares más emblemáticos de la noche palmesana hace veinte años, estuvo mucho tiempo cerrado y en su interior se colaron okupas, que provocaron quejas del vecindario y algunos incidentes. En la actualidad, el edificio está en obras y está siendo rehabilitado.