El hombre de 39 años acusado de asesinar a su madre septuagenaria en Valladolid, César F.M., ha asegurado este miércoles al acabar el juicio que él se quería morir y su progenitora no quería sobrevivir a su fallecimiento, además de manifestar que ella era lo que más quería en el mundo.
«Yo quiero decir que jamás haría daño a mi madre; ella era plenamente consciente. Yo quería morir y ella no quería sobrevivir a mi muerte. Estábamos muy unidos. Era lo que más quería en el mundo y jamás haría algo que ella no quisiera», ha manifestado el procesado.
César F.M. ha pronunciado estas palabras cuando la magistrada de la Audiencia de Valladolid le ha dado la última palabra en la vista oral, que se ha desarrollado durante cinco sesiones mediante el sistema de jurado popular, compuesto por cinco mujeres y cuatro hombres.
Los hechos por los que se ha desarrollado el juicio ocurrieron el 28 y 29 de enero de 2018 en la vivienda que compartían el acusado y su madre, quien sufría hemiplejia y no podía hablar -sólo emitía monosílabos- tras sufrir un ictus.
La fiscal considera que el procesado cometió un asesinato -hubo alevosía porque la víctima estaba desvalida, sin poder defenderse- y reclama una pena de veinte años de prisión, mientras la defensa sostiene que el acusado lo que hizo fue cooperar para el suicidio de su progenitora, por lo que demanda internamiento en un centro psiquiátrico.
«No tengo dudas de que mató intencionadamente a su madre», ha asegurado la fiscal al exponer su informe final, en el que ha detallado que el procesado administró dosis letales de dos medicamentos y, en su «agonía», utilizó una almohada y algodones sujetos con una cinta adhesiva que fueron hallados en el domicilio del barrio de Parquesol donde se desencadenó el suceso.
Para la acusación pública, no está probado que el encausado pactara con su madre la muerte de ambos, como sostiene César F.M., porque la víctima, Sacramento, ni pudo manifestar su voluntad de morir ni la intención de suicidarse.
Ha argumentado la fiscal que no existió pacto para la muerte de ambos por la situación médica de Sacramento y porque César F.M. no tenía intención de suicidarse.
«¿Ustedes creen que es necesario viajar a Benidorm para suicidarse?», ha manifestado la representante del ministerio público, al recordar que el encausado, tras matar a su madre en Valladolid, se marchó a Benidorm, donde se alojó en el hotel más alto de España -según el procesado para arrojarse al vacío desde una ventana-.
Ha admitido que Cesar F.M. sufre un trastorno obsesivo compulsivo y tiene una inteligencia emocional límite, pero estas circunstancias no le impiden saber qué está bien y qué está mal.
«Nosotros creemos que César cooperó, no asesinó a su madre; existía un pacto previo y la voluntad de Sacramento era no sobrevivir a su hijo», quien le puso las pastillas con la comida, tras lo que fue ella la que se las tomó -podía mover el brazo izquierdo-, ha mantenido sin embargo la defensa.
El trastorno obsesivo compulsivo y el trastorno de depresión recurrente, «muy graves», sí afectaban a su voluntad, ha asegurado la letrada, quien ha subrayado que el acusado tenía una especial comunicación con su madre y una relación de dependencia.
«¿Qué ganaba César con deshacerse de su madre si era lo único que tenía?», se ha cuestionado la abogada, que ha argumentado en este sentido que los únicos ingresos del acusado eran la pensión de su madre, quien era su apoyo, con la que hablaba. Está programado que este miércoles por la tarde el jurado popular reciba el objeto del veredicto y se retire a deliberar.