La crisis económica que se intuye no había afectado a la organización de narcos desarticulada esta semana en Mallorca y la Península. La Guardia Civil ha encontrado más de 200.000 euros en efectivo en los 34 registros que llevó a cabo el miércoles pasado, lo que indica que la banda de magrebíes obtenía unos beneficios formidables con la venta de coca.
Para entrar los estupefacientes en la Isla, todo indica que la red utilizaba el puerto de Barcelona. Desde allí, en coches con compartimentos ocultos, introducían la droga por Palma o Alcúdia.
La actividad de la organización era frenética y el EDOA (Equipo contra la Delincuencia Organizada y Antidroga) de la Guardia Civil cree que introducían diez kilos de cocaína a la semana en la Isla. Una vez aquí, era cortada y adulterada, para su venta en papelinas y en pequeñas rocas. El primero en caer fue uno de los traficantes ‘cazado' en el puerto de Alcúdia con siete kilos de esa sustancia en el coche. A partir de ese momento, los acontecimientos se precipitaron.
Los agentes fueron estrechando el cerco y el miércoles, por la mañana, se llevó a cabo la operación en Mallorca y en la Península de forma simultánea. La Benemérita no quería que otros miembros de la banda fueran alertados de los registros, por lo que todas las entradas en domicilios se realizaron al mismo tiempo. Algunos de los narcos tenían armas de fuego simuladas, para plantar cara si alguna transacción salía mal. También se ha intervenido al menos uno de los coches modificados que utilizaban para burlar los controles en los puertos de la Península y de Mallorca.
La red estaba controlada por magrebíes, que enviaban casi todo el dinero a su país
La mayoría de implicados en la organización criminal eran magrebíes, aunque también había algunos españoles. Las enormes ganancias que conseguían con la venta indiscriminada de cocaína las enviaban a su país, donde tenían montados una serie de negocios con el fin de blanquear todo ese dinero. De esta forma, en el caso de que fueran arrestados (tal y como ha ocurrido) habrían podido sacar del país sumas importantes, cuyo rastro sería muy difícil de seguir.
El operativo de la Guardia Civil, centralizado en Mallorca, se extendió también a Barcelona, Lleida o Huesca. Hubo en total 33 detenidos y se practicaron 34 registros domiciliarios, lo que evidencia la potencia de la organización.