Diana Quer sufrió antes de morir momentos de «dolor y gran pánico», que provocaron una «adrenalina tan grande» que bloqueó su cuerpo en una situación que, de otro modo, sería «antinatural» para un cadáver sumergido en agua.
«Antes de morir sucedió algo espantoso», ha dicho, ante el Tribunal, el coordinador de los buzos de Salvamento Marítimo de A Coruña que, junto con otro experto en rescates en espacios pequeños de este cuerpo, examinaron las imágenes de la posición del cadáver de Diana Quer, que presentaba las piernas muy abiertas.
A preguntas de las partes, los expertos han explicado que los ahogados y cuerpos sumergidos en espacios pequeños -como barcos o coches- presentan normalmente «posiciones muy similares» con las piernas estiradas y la cabeza hacia abajo». La posición en la que fue hallada Diana, sin embargo, «no se parece en absoluto» y es «absolutamente antinatural» para una persona sumergida en agua.
El testigo ha admitido que únicamente se da esta circunstancia cuando la persona, antes de morir, sufre «una situación de pánico y estrés muy grande», algo que ocurrió, por ejemplo, a un compañero suyo que falleció ahogado tras sufrir un ataque al corazón.
«Técnicamente es así», ha explicado el testigo, que ha añadido que esa situación de estrés, pánico o dolor cercana a la muerte produce un incremento de adrenalina «tan grande» que «bloquea» el cuerpo y deja las extremidades en una posición abierta y tensa en lugar de la habitual en un cuerpo que se sumerge.
Con ello, el testigo ha estimado que, en el caso de Diana, la posición del cuerpo apunta a que «antes de morir sucedió algo espantoso», una «situación de dolor y gran pánico previa a la muerte». De hecho, el hombre ha explicado que la imagen del cadáver era «difícil de olvidar».
En la misma línea ha declarado el buzo de la Guardia Civil que se sumergió en primer lugar para recuperar el cuerpo de la joven, que ha explicado que la postura de pies y piernas era «antinatural» para un cadáver «bajo el agua». En concreto, ha dicho que estaba, además de con las piernas abiertas, «arqueado e hiperextendido hacia atrás». «Yo es la primera vez que encuentro un cuerpo así», ha añadido.
Completo y lastrado
El agente ha contado que en primer lugar introdujeron una cámara en el pozo, en la que pudieron comprobar que dentro se encontraba el cuerpo de Diana Quer, boca abajo y lastrado con dos bloques.
En ese momento, él mismo se sumergió hasta los aproximadamente ocho metros de profundidad donde se encontraba el cuerpo, que ha indicado que estaba completo y sometido a un proceso de 'saponificación', para cortar el cable de los lastres que tenía y posibilitar su recuperación. En la operación fue auxiliado por otro compañero.
El agente ha contado que el cuerpo estaba suspendido a unos 50 centímetros del fondo del pozo, donde había más adobes que los utilizados para lastrarla. En todo caso, tanto él como su compañero han garantizado que su actuación no modificó las condiciones del entorno más allá de la propia pérdida de presión al rescatar el cuerpo, que provocó que se desmembrara parcialmente y que la cabeza tocase el suelo. En el cabello de la víctima fue localizada una brida que la acusación cree que El Chicle utilizó para estrangularla, aunque no se vio hasta que la sacaron del pozo.
Dos bloques de 18 kilos
En la jornada de este viernes también ha podido saberse que el Chicle lastró a Diana Quer dentro del pozo de la nave abandonada de Asados con dos bloques de cemento que sumaban algo más de 18 kilos de peso y con los que era «físicamente imposible que un cuerpo se mantuviese a flote».
Así lo ha dicho la buceadora de Cartagena que realizó el simulacro de sumergimiento del cuerpo de Diana, con la que tenía características similares en altura y peso. «Lo recuerdo perfectamente y con horror», ha dicho la mujer.
Para el simulacro de comportamiento de un cuerpo sumergido, la Guardia Civil utilizó a una buceadora profesional de características físicas similares a las de Diana Quer y una piscina con agua dulce a la misma temperatura que la del pozo de Asados. El cuerpo fue lastrado con dos bloques de cemento como los que se encontraron con Diana, que pesaban en total 18 kilos.
Según ha contado la buceadora, y se ha podido ver en la reconstrucción del sumergimiento, el cuerpo se hundió hasta el fondo de la piscina al ser lastrado, ya que es «físicamente imposible que un cuerpo se mantuviese a flote» con ese peso. El Chicle, en su declaración, dijo que aunque había lastrado el cuerpo de Diana, éste flotaba.
«Lo que podía pasar con mi cuerpo, con cualquier otro cuerpo, se tiren a distinta distancia los bloques, o se tire primero uno, es que un cuerpo se sumerge de manera clara y sin duda ninguna. Te arrastra al fondo sin duda ninguna», ha añadido.