Había sido condenado hasta en cuatro ocasiones por conducir sin carné, pero parecía no importarle mucho. El joven, de 24 años, volvió a coger el coche la noche del 14 de marzo de 2017, condujo a toda velocidad y estuvo a punto de arrollar a un policía local. El acusado, que no acudió este jueves al juicio, se enfrenta a una condena de cinco años y nueve meses de cárcel.
Los hechos ocurrieron en torno a las 00.30 horas de ese día. El joven conducía un Seat Ibiza por la calle Manacor sin ningún tipo de permiso de conducir. Nunca ha tenido carné. Al llegar a la rotonda de Can Blau, según la versión del ministerio público, se encontró con un control de la Policía Local de Palma.
Un agente situado en el centro de la calzada, con uniforme reglamentario y dispositivos luminosas, le dio el alto. El conductor no hizo caso. Frenó, pero cuando estaba a pocos metros del agente dio un brusco acelerón y el policía tuvo que saltar a un lado para evitar ser arrollado a la vez que empujaba a otro compañero para no correr la misma suerte.
El acusado emprendió la huida por la calle Manacor y luego por la carretera ma-15 y el Camí de les Bateries hasta el poblado de Son Banya. El conductor invadió la rotonda del hospital Son Llàtzer en sentido contrario y un taxi que iba por el carril correcto tuvo que apartarse para evitar la colisión.
El joven circuló a velocidades próximas a 140 km/h en zonas limitadas a 80 e incluso en el casco urbano de Son Ferriol, donde la velocidad está limitada a 40 o 50 en diversos tramos.
El acusado realizó continuas maniobras en zigzag para impedir que los policías que lo perseguían en moto pudieran adelantarlo y pasó a gran velocidad junto a un ciclista, que perdió el equilibrio y cayó. Al final, fue interceptado.