«¡Esto es una injusticia, Elías era una bellísima persona y no se merecía algo así!». Los vecinos de Son Gotleu se mostraron este sábado indignados con el crimen de la calle Indalecio Prieto y destacaron que el fallecido «se llevaba bien con todo el mundo, no se metía con nadie».
«Antonio era portugués, pero llevaba tiempo aquí. Estaba mucho en los bares y aunque estaba jubilado hacía chapuzas en casas, como albañil», contó José, uno de los residentes en aquel barrio. A la Policía Nacional no le consta que tuviera antecedentes penales, aunque hace un tiempo tuvo un incidente de violencia de genero, si bien parece que no fue condenado. María, otra vecina, explicó que el piso lo «una pareja que tenía alquilado una habitación y Elías y Antonio, que tenían cada uno un cuarto. Cuentan que discutían mucho».
Cuando este sábado finalizó la reconstrucción del crimen y el acusado fue bajado a la calle se vivieron momentos de tensión, cuando decenas de vecinos increparon a Antonio Silva: «¡No eres un hombre, lo que has hecho no tiene nombre!». Los agentes protegieron al detenido y finalmente pudieron marcharse en un coche con él, en dirección a la Jefatura palmesana. Los nervios estaban a flor de piel, pero afortunadamente la tensión no fue a más.
Mientras la comisión judicial estaba en el primer piso de Indalecio Prieto apareció en la calle, muy nerviosa y llorando, la excompañera de Elías, que quería saber qué había ocurrido. Los servicios sanitarios tuvieron que atenderla y calmarla.
El fallecido, de 51 años, era muy apreciado en Son Gotleu y estaba fijo en una empresa de la construcción. Llevaba años ganándose la vida como albañil y sus amigos de la barriada recuerdan que era una persona «de lo más normal, no se metía en líos. Trabajaba muchas horas y luego venía a dormir a la habitación que tenía alquilada».
Ginés Quiñonero, histórico líder vecinal de Son Gotleu, lamentó la inseguridad que reina en esa barriada: «He escrito al alcalde, contándoselo. Hace mucho que denunciamos que Son Gotleu es un auténtico desastre, pero nadie hace nada». Otro residente denunció que hay numerosos narcotraficantes: «El viernes, caminando por la calle Pico Veleta me pararon cuatro veces para venderme droga: ‘Papi, ¿qué quieres?'».
A la mafia de la droga, hay que sumarle los decenas de okupas que se han instalado en la barriada.