Los dos Centro de Internamiento para Menores Infractores (CIMI) de Mallorca, Es Pinaret y Es Fusteret, dependientes de la Conselleria d'Afers Socials son, según el informe del Defensor del Pueblo, los más conflictivos de España. Encabezan las tasas de fugas, los no retorno a los centros tras las salidas, las autolesiones de los internos y las agresiones a los trabajadores que les custodian, según el estudio confeccionado por el organismo que preside Francisco Fernández Marugán.
Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura, referido al ejercicio de 2018, es el título genérico del documento presentado en el Congreso y en el que se detallan aspectos del funcionamiento de los CIMI de Baleares, ubicados en Marratxí y Palma. Durante este año había ingresados 71 chicos y 26 chicas. Las cifras de incidentes que se acumulan son demoledoras: 15 fugas -el 42,8 % del total estatal- y 58 no retornos -el 12 % por ciento del mismo conjunto-.
Además, para el Defensor del Pueblo, Es Pinaret y Es Fusteret «presentan cifras anormalmente altas» en las autolesiones de los menores: un 11,47 por ciento del total, con 52 casos contabilizados a lo largo de 2018.
Sin embargo, uno de los aspectos más llamativos del documento elaborado por el Defensor del Pueblo, en base a datos facilitados por las propias comunidades autónomas, es el que hace alusión a las agresiones realizadas por los menores a los trabajadores de los CIMI.
En este apartado, las cifras de Baleares son especialmente llamativas: 184 agresiones. Sobre este punto, los autores del estudios dejan muy claro que en las Islas «se producen una de cada dos agresiones registradas». En este epígrafe también figuran las comunidades de Canarias y el País Vasco.
Los Centros de Internamiento para Menores Infractores son las únicas dependencias de reclusión que aparecen referenciadas en el informe del Defensor del Pueblo, toda vez que el resto de las alusiones corresponden a las comisarías y centros de detención de la Policía y la Guardia Civil en Ibiza y Sant Antoni de Portmany.
Como resultado de estas visitas, se precisan algunas anomalías respecto a la atención de los detenidos durante su estancia en aquellas dependencias.
Un polvorín
El centro de Es Pinaret arrastra innumerables incidentes y conflictos, en especial durante la últimas décadas, cuando se ha agudizado la conflictividad en su interior. La falta de personal y sistemas de vigilancia son unas carencias crónicas que facilitaron el suceso más luctuoso, como el ocurrido en 2015, cuando un joven interno murió abrasado en el interior de su celda al incendiar el colchón.