Este jueves. Vuelo Palma-Madrid. Un avión repleto de gente. Nada hacía presagiar lo que minutos antes de despegar iba a ocurrir. Muchos pasajeros aún no habían tomado asiento cuando, desde la última fila del avión, surgió una voz que rompió la calma. «Hay dos bombas en el avión y van a explotar, yo aviso». Quien pronunció estas palabras era un hombre magrebí. Lo que nadie sabía es que iba esposado y acompañado de dos policías nacionales de paisano, ya que tenía que ser deportado a Melilla. Precisamente fueron los agentes los que ayudaron a mantener la calma cuando se desató el pánico en la aeronave.
Los hechos ocurrieron minutos antes de las 12.00 horas, cuando las puertas del avión aún no se habían cerrado. Reinaba la calma. Era un vuelo más a Madrid y aparentemente todo iba según lo previsto. Pero la cosa cambió en apenas unos segundos. Tras la advertencia del varón se desató el pánico en el avión. Hubo gente que se marchó de la aeronave. Cogieron sus maletas y decidieron regresar a la terminal. Otros optaron por no moverse de sus asientos y echarse a llorar, sin saber muy bien qué pasaba en ese momento y qué iba a ocurrir después de aquello.
En ese momento los dos agentes de la Policía Nacional tuvieron que intervenir. Explicaron, ante la exaltación de la mayoría de los pasajeros, que no había nada que temer. Que quien había amenazado con hacer explotar dos bombas en el avión era un detenido que iba a ser deportado y que los arrestados de esa condición suelen hacer este tipo de proclamas en los aviones para quedarse en tierra y no marcharse. La aclaración sirvió para controlar algo los ánimos de la gente.
Finalmente, y una vez que bajaron al hombre del avión por la puerta trasera, el avión pudo partir rumbo a la capital de España. El comandante de la aeronave, una vez que estaban a punto de despegar, tuvo el detalle de comentar que la situación se había normalizado y nada iba a impedir que llegaran a Madrid. Un vuelo para no olvidar.
«La Policía Nacional evitó que el pánico fuese aún mayor»
Uno de los pasajeros que vivió toda la escena es de Palma. Se llama Alfonso –nombre ficticio– y se encontraba unas pocas filas más adelante de donde se encontraba el magrebí. «Lo primero que pensé es que nos iban a tener ahí cinco horas e iba a llegar tarde a Madrid», relata a Ultima Hora. A él le tocó vivir muy de cerca el pánico, ya que junto a él se encontraba una chica que rompió a llorar nada más escuchar la amenaza del hombre. «No paraba de llorar. No había manera de que se tranquilizara. Y yo no sabía muy bien qué hacer», explica. El joven, según sus palabras, fue de los pocos que mantuvo la calma. «Yo tenía muy claro que era una broma. Nadie va a meter dos bombas en un avión con todos los controles que hay en el aeropuerto», apunta.
Alfonso no olvida del papel de la Policía Nacional, que desde el primer momento intentó tranquilizar a la gente haciéndole saber que no había nada que temer. «Si no llega a ser por ellos el pánico hubiera sido aún mayor», recuerda. Y es que hubo gente que se marchó del avión. «Vi a dos personas coger su equipaje de mano y marcharse, ante la mirada atónita de las azafatas». Al llegar a Madrid los pasajeros rompieron la tensión dando «un fuerte aplauso» al comandante.