El hallazgo de dos gemelas de 10 años que vivían en condiciones insalubres y sin escolarizar en un garaje ha indignado a Portugal, que se pregunta cómo no se descubrieron antes las condiciones en las que los progenitores, a los que se les ha retirado de forma preventiva la custodia, tenían a las pequeñas.
La polémica por este caso se alimenta cada día con los datos que se van conociendo, el último de ellos, cuando se ha sabido que todo se destapó por una denuncia anónima a una línea telefónica de apoyo a menores.
Fue este aviso el que permitió localizar a las niñas en un garaje de la localidad de Amadora, a las afueras de Lisboa, donde vivían con sus padres en condiciones «deplorables e insalubres», según ha dicho la Policía metropolitana de la capital lusa, que las encontró.
Estaban «malvestidas», no iban al colegio y «presenciaban agresiones físicas y psicológicas entre los padres», de 51 y 34 años, que fueron detenidos por malos tratos y llevados a interrogatorio, tras lo cual han quedado a la espera de juicio en libertad con la prohibición de ponerse en contacto con las menores. Mientras, las niñas permanecen en una residencia de acogida temporal.
Las gemelas no saben leer ni escribir y nunca fueron a la escuela porque les dijeron que les «faltaba un documento» cuando fueron a hacer la inscripción, según ha dicho la madre a medios portugueses, frente a los que restó importancia a la situación.
«Ellas no están mal. No se quejan. No saben leer - solo una cosita u otra que intentamos enseñarles - pero saben las horas, van al mercado, juegan con otros niños del barrio. Tienen comida, amor y cariño. Está mal, pero nadie murió por no saber leer o escribir», apuntó en declaraciones recogidas por la revista Sábado.
El Ayuntamiento de Amadora ha desmentido a la madre, asegurando que no tiene registro de intentos administrativos por inscribir a las pequeñas en la escuela. Tampoco le consta que los padres pidiesen ayuda para acceder a una vivienda tras haber sido demolida la casa ilegal en la que vivían en 2016, año en el que se trasladaron al garaje en el que han sido hallados.
Allí, la pareja dormía en un sofá situado junto a la puerta, mientras que las niñas lo hacían en una litera en un cuarto adyacente. Calentaban el agua en un microondas y asaban alimentos en una rejilla que situaban al aire libre, y compartían el minúsculo espacio con dos perros y cuatro gatos. También, a veces, con cucarachas.
El relato pormenorizado de la vida diaria de las niñas genera tanta indignación en el país como el hecho de saber ahora que la situación era conocida por la Comisión de Protección de Menores y Jóvenes desde 2013 y por la Fiscalía desde 2016.
La Comisión ha admitido que en 2013 recibió el aviso de que las gemelas estaban expuestas a «violencia doméstica», algo que propició una medida «preventiva» de alejamiento de la madre y las pequeñas del progenitor.
Se archivó entonces el proceso, pero la mujer regresó con su pareja y en 2016, cuando llegó otro aviso por «violencia doméstica», la Comisión remitió la información a la Fiscalía.
El último capítulo llegó el pasado julio, cuando la Comisión recibió otra notificación, esta vez por «negligencia» con respecto a las niñas, y trató entonces de localizar a la familia, algo que, han explicado desde el organismo, no consiguieron.