El mallorquín Juan Fernández Bustos, de 44 años, guardó su material de pesca deportiva, valorado en 25.000 euros, en un contenedor alquilado situado en Boavista, Cabo Verde. En noviembre de 2014 fue acusado de transportar 521 kilos de cocaína en su barco, ‘Epinicio', desde Brasil hasta el norte de la isla de San Vicente. Las autoridades encontraron el cargamento en unos vehículos que se encontraban por la zona, lo relacionaron con él y fue encarcelado en la prisión de Ribeirinha. Lo condenaron a 15 años de prisión por narcotráfico, blanqueo de capitales y banda organizada, pero el Tribunal Supremo de Cabo Verde lo absolvió, a finales de 2018, tras un nuevo juicio.
El hombre que le alquiló el contenedor en Boavista, según la denuncia interpuesta por el mallorquín, decidió vender el material durante el tiempo que Fernández estuvo en la cárcel. «Es la última persona que pensaba que me la iba a jugar», cuenta el afectado por una llamada de WhatsApp. El mallorquín ha denunciado al empresario italiano que le alquiló el contenedor y que se deshizo del material. «Era una persona aparentemente seria. Mi madre, en 2015, le envió dinero en concepto del alquiler del contenedor y en 2016 empezó a malvender el material».
Juan Fernández lleva mes y medio en Boavista. Acudió al contenedor donde estaba su material y se encontró con su ropa comida por ratas y sin sus documentos. «El empresario me sentó en su despacho, me dijo que pensó que cuando saliera de prisión yo necesitaría el dinero y que por eso vendió el material». El italiano le ofreció 3.000 euros. «¿Para qué necesitas mi dinero?», le dijo el mallorquín, que rechazó su oferta.