«Escuché un tiro y al momento una sacudida en el brazo. El disparo me perforó el húmero y del brazo al corazón hay poca distancia, así que por poco me mata». María Magdalena Sagreras Picornell, de 46 años, la vecina de Montuïri que el martes por la tarde recibió un disparo de un rifle cuando se encontraba en su finca junto a su marido, se recupera en el hospital de Manacor de las lesiones que sufrió.
Tal y como adelantó este miércoles en primicia Ultima Hora, la Policía Judicial de la Guardia Civil está llevando a cabo ímprobas gestiones para localizar al tirador y la señora herida permanece ingresada, a la espera de ser operada.
Este miércoles, este diario entrevistó a la víctima, que relató que todo ocurrió sobre las siete y media de la tarde, en su casa de la calle Garrovers: «No estaba tomando el sol, como se ha dicho, sino arreglando el motor de la piscina con mi esposo. De repente, oí un disparo y el proyectil me alcanzó en el brazo.
Le dije a mi marido: ‘Me han dado' y me dijo: ‘¿Qué dices'? No nos lo podíamos creer». La mujer empezó a sangrar de forma abundante y su pareja le practicó un torniquete, para atajar la hemorragia. A continuación pidieron ayuda a los servicios de emergencia y fue evacuada hasta el hospital: «Tengo el húmero fracturado y me tienen que operar. Estoy muy cansada, imagino que es porque he perdido mucha sangre», añadió la afectada, que dijo desconocer quién la había disparado: «No sé quién pudo ser».
Este miércoles, la Benemérita seguía volcada en el caso y los agentes barajaban la posibilidad de que se hubiera tratado de un accidente, no de un ataque intencionado. El disparo se produjo a una distancia considerable y no se descarta que se trate de un tirador que hacía prácticas y una bala se le fue. Los investigadores mantienen abiertas todas las hipótesis y han registrado la finca en busca de la bala que perforó el brazo a Sagreras. Todo apunta a que era un calibre usado por un rifle.
La expareja
La Policía Judicial de la Guardia Civil de Manacor ha tomado declaración a la expareja de la víctima de Montuïri, pero queda prácticamente descartado como sospechoso. El hombre posee, al parecer, una escopeta, pero no un rifle y su coartada es perfectamente creíble. La Benemérita también ha averiguado que María Magdalena no tiene enemigos, así que las diligencias se inclinan hacia un disparo fortuito, que la alcanzó de forma accidental en el brazo.