El pirómano detenido el pasado domingo es un hombre de 58 años, separado y con una hija.
Vive solo en compañía de un perro en su casa en el barrio de Pere Garau y cobra una pensión.
Además, es copropietario del antiguo estadio del Mallorca, el Lluís Sitjar. También dispone de algunas propiedades repartidas por Palma.
El incendiario confesó los hechos y aseguró que lo había hecho por venganza a la Policía Local, porque le había multado en varias ocasiones por llevar al perro suelto.