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Asesinato en el Arenal

La pareja que huyó a Bruselas tras el crimen no levantó sospechas en el hotel

La recepción del hotel Bentley, en la Avenue Rogier 51, de Schaerbeek.

| Palma |

Los días 16 y 17 de mayo, un usuario llamado Pedro, con un avatar del pokémon ‘Pikachu', calificó el hotel Bentley de Bruselas en Booking como «Excepcional» y puso un 10 de puntuación. Pedro es el hijo de Gloria Zavala, de 53 años, y principal sospechoso del crimen. La policía belga, en colaboración con la Policía Nacional, lo detuvo junto a su novia el pasado martes. La huida había terminado.

El hotel Bentley, situado en el barrio de Schaerbeek, a unos tres kilómetros del centro, fue la guarida del hijo de la mujer asesinada en s'Arenal y su pareja. El establecimiento, de dos estrellas, parece de los años 60, con una decoración barroca. Motos y coches antiguos, de juguete, reciben al huésped. «No tiene lujos, sus instalaciones están deterioradas y el servicio de limpieza brilla por su ausencia», escribió en Tripadvisor una mujer que se alojó en el hotel a finales de 2017. «Baños de posguerra», publicó otra clienta en Booking.

A los menores que escaparon a Bélgica tras el crimen de Gloria Zavala no les importaba el estado del hotel. Solo querían pasar desapercibidos. La noche en el Bentley cuesta alrededor de 50 euros. El hijo de la mujer asesinada, de 16 años, huyó con su novia, de 17, el miércoles 15 de mayo. El mismo día que apareció el cuerpo de su madre envuelto en plásticos, en un arcón del garaje de su domicilio, situado en el número 278 A de la carretera Militar de s'Arenal.

Los dos adolescentes se fugaron a Bruselas en avión tras hacer escala en la Península. Los jóvenes se registraron en el hotel belga a las 23.00 horas. Pernoctaron seis noches en la habitación 53 de la quinta planta del hotel Bentley y renovaban su estancia a diario con una tarjeta de crédito a nombre del menor. En esos días de escapada nunca levantaron sospechas entre los trabajadores del hotel. Proyectaban una imagen de felices novios adolescentes que se encontraban de vacaciones en la capital belga. La pareja pasaba parte del tiempo en la habitación, pero también hacía turismo, según comentó ayer por teléfono personal del hotel. No se escondían.

El Grupo de Homicidios de la Policía Nacional de Palma, en colaboración con la policía belga, les seguía la pista. Los agentes, en torno a las seis de la mañana del pasado martes, tocaron la puerta de su habitación y los arrestaron.

Un juez belga decidirá en los próximos días si acepta su extradición a España. Los padres de la chica, que residen en el Coll d'en Rabassa, han pedido autorización para visitarlos. La investigación sigue abierta.

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