A la Policía Local de Palma le crecen los enanos. Suma y sigue. Desde hace unas semanas, una gran cantidad de agentes destinados en los diferentes distritos y comisarías están obligados a patrullar las calles de Palma a pie por falta de vehículos policiales.
El problema nace de la falta de coches, antigüedad del parque móvil, averías importantes en los vehículos y la inoperatividad del taller mecánico que dispone la propia Policía Local en el cuartel de Sant Ferran. Desde hace algunas semanas, de forma sorpresiva y simultánea, se pusieron de baja médica los tres mecánicos (policías) destinados en la citada unidad. A partir de ese instante, la jefatura inició los trámites administrativos para poder licitar un concurso para subcontratar el servicio a talleres externos.
Mientras tanto, las averías más leves son remitidas a diferentes talleres con contratos menores –no pueden superar los 15.000 euros– a falta de cerrar un contrato público de licitación mayor con un taller externo. Por otro lado, el mayor Miquel Quetglas, ordenó a sus policías que debían patrullar las calles a pie. «Por las mañanas nos metemos cuatro policías en un coche y nos van dejando por las esquinas. Lo último que nos falta es que nos den un bonobús o tarjeta ciudadana y nos hagan ir a patrullar en un bus de la EMT», comentaba uno de los policías afectados.
A las averías de los vehículos policiales hay que añadir el siniestro de los coches y motocicletas que quedaron calcinados en el misterioso incendio que se registró en la comisaría de Son Gotleu.
Por otro lado, son muchos los profesionales de la seguridad privada y particulares que denuncian públicamente que la emisora telefónica del 092 no atiende todas las llamadas de emergencia que recibe o, simplemente, dice que no pueden cubrir los servicios por falta de efectivos policiales en los fines de semana y vísperas de festivos.
En la madrugada del viernes al sábado, en el polígono de Son Valentí de Palma, se produjo una discusión de pareja. El varón, comenzó a propinar golpes a los coches -fracturando el cristal de uno de ellos- y lanzando varias motos al suelo. Un joven llamó a la Policía Local para alertar de los sucedido y le colgaron el teléfono. «Es algo habitual», comentó este testigo.