Rafael Munar no cree en la administración de Justicia y está decidido a dar a conocer el caso de su sobrino. Sostiene que el hijo de su hermano, en prisión tras ser condenado años atrás por abusos sexuales, es totalmente inocente y víctima «de todas las mentiras que se dijeron durante el juicio y de una denuncia falsa».
Por ello, y tras ver cómo el Supremo ha ratificado la sentencia, ha emprendido su particular lucha. «Necesito cortar las calles. Hacer saber que no hay derecho a que le hagan esto a una buena persona como es mi sobrino», explica a este periódico.
Días atrás se plantó en la calle Unió de Palma y este martes volverá a hacerlo en otro lugar de la ciudad para denunciar la falta de justicia. «Lo haré las veces que haga falta, cada vez que me apetezca», dice. Consciente de que la condena es firme, ahora lucha para le den permisos a su sobrino, que se encuentra entre rejas desde hace dos años y medio.