La Audiencia Provincial ha absuelto a un hombre acusado de intentar lanzar a su mujer por el puente de Son Moix en 2018. El tribunal de la Sección Segunda, sin embargo, le ha condenado a tres años de cárcel por amenazas de muerte y maltrato. El procesado, que se encuentra en prisión por estos hechos, deberá abonar una multa de 360 euros por un delito de lesiones leves.
El fallo considera probado que el acusado, de nacionalidad paraguaya y en situación irregular en España, llamó por teléfono a su esposa, a las 17.00 horas del 2 de marzo, para explicarle que había recibido la llamada de una señora que le contó que su mujer le era infiel.
El hombre empezó a increparla diciéndole que iba a acabar con ella. Fue a buscarla al trabajo a las 22.00 y le dio un bofetón sin mediar palabra. Después siguieron caminando juntos y a la altura del puente de Son Moix, el acusado la empujó con fuerza y su mujer se golpeó la cabeza contra la barandilla. El hombre la cogió de la chaqueta y le hizo mirar a la vía de cintura mientras le decía que le daba todo igual y que la iba a tirar. El acusado, cerca de la clínica Miramar, agarró a su esposa por el cuello en ademán de asfixiarla, pero la soltó enseguida. Una vez en el domicilio, empujó a su cuñada porque le recriminó su actitud al ver a la víctima con lesiones en el rostro.
La Fiscalía solicitaba 13 años de cárcel para el hombre por intento de homicidio, amenazas y malos tratos. El tribunal sostiene que el acusado «no realizó maniobra alguna dirigida a intentar tirar a la mujer ni alzarla para que superase la barandilla.
La propia víctima, asistida por el abogado Toni Fuster, reconoció que el hombre «se apaciguó porque ella le recordaba que tenían cuatro hijos y que no valía la pena mancharse las manos».
La sentencia indica que el hombre, defendido por el abogado Toni Tugores Ramis, amenazó de muerte a su esposa, lo que ha quedado acreditado en el episodio del puente de Son Moix. «La empujó sobre la barandilla, preso de los celos, y al cogerle la ropa le hizo mirar hacia la autovía desde el puente, al tiempo que le decía que todo le daba igual y que pensaba arrojarla al vacío y luego se iba a tirar él». Los jueces añaden que fue capaz de producir en la víctima «un efecto intimidatorio grave».