Una semana ha durado el radar que el Ajuntament de Palma instaló en Son Quint para multar a los conductores que superaban la velocidad máxima permitida.
El aparato -uno de los tres que inauguró Cort hace unos días- estaba colocado en la calle Miquel Lladó, que conecta la rotonda de Son Muntaner (junto a Son Rapinya) con el colegio Madre Alberta. Su instalación levantó numerosas críticas entre vecinos y, sobre todo, en las redes sociales, que acusaban al consistorio de una desmedido afán recaudatorio. Desde el Ajuntament, sin embargo, se justificó la medida alegando que en esa recta los vehículos exceden los 50 kilómetros por hora que es el máximo permitido.
Sea como fuere, este sábado por la mañana el detector, que era de última generación, apareció en el suelo, derribado. No había señal de que ningún coche hubiera chocado accidentalmente con él (sobre todo porque la acera en ese tramo es muy alta) y todo indica a que unos desconocidos sacaron los tornillos de la base y lo tiraron. La Policía Local de Palma ha abierto una investigación y está revisando las cámaras de seguridad de la zona, en especial las de las inmediaciones de la gasolinera de la rotonda de Son Rapinya. De hecho, creen que si se trató de un grupo de gamberros, salieron por esa vía, de madrugada.
Los operarios del Área de Movilidad retiraron este sábado por la mañana la caja donde está ubicado el sensor, y que ahora será inspeccionada para determinar si sufrió daños o puede seguir operativa. La intención del Ajuntament es volver a instalar el radar en el mismo punto en cuanto esté arreglado. Luego, una patrulla vigilará la zona de Son Xigala, Arabela y Son Quint por si los vándalos intentan de nuevo derribarlo.