La esperanza no está perdida. No dejan de repetirlo los expertos en rescates. Es cierto que no hay muchos precedentes de accidentes como el que ha ocurrido con el pequeño Julen, que cayó este domingo en un pozo en Totalán, en Málaga, pero basta echar la vista atrás para traer al presente algunos casos de rescates, en España y fuera de nuestras fronteras, que han tenido un final feliz.
El 7 agosto del año 2003, dos mineros fueron rescatados con vida después de permanecer atrapados durante más de 48 horas en una pequeña cavidad del pozo Albares, en la Granja de San Vicente (León). Para rescatarlos, los miembros de la Brigada de Salvamento del Bierzo Alto construyeron un túnel paralelo a la galería siniestrada, unos trabajos que fueron lentos y difíciles, ya que se avanzaba a metro por hora hasta completar una nueva vía de unos 30 metros de largo.
También merece la pena recordar el caso de la pequeña Jessica McClure. Con solo 18 meses la pequeña, que estaba jugando, cayó en un pozo de 20 centímetros de diámetro, resbalando por un hueco lleno de fango. Aunque en un primer momento parecía que iba a ser un rescate fácil, se complicó. Al final, la decisión para rescatar, fue la misma que en el caso de Julen, perforaron un pozo paralelo y luego un canal para rescatar a la pequeña.
La localizaron, le bombeaban oxígeno y otras personas del grupo de rescate le cantaban canciones para que la pequeña dejara de llorar. La perforación no fue fácil, se terminó cuando habían pasado 45 horas desde que la pequeña cayó al pozo. Un bombero logró sacarla tras 20 minutos.