Bomberos de Palma y policías nacionales coinciden en que el espectacular incendio que tuvo lugar el pasado 31 de diciembre en un edificio de Cas Capiscol fue durísimo y el trabajo de los equipos desplazados muy intenso. Afortunadamente, no hubo que lamentar víctimas mortales, aunque sí heridos, porque la falta de medios no lo puso nada fácil y es lógica la queja.
Los bomberos se vuelven a plantar. No pueden garantizar la seguridad de los ciudadanos si en una situación de emergencia como la que se vivió allí no puede contar con una autoescalera en condiciones, que les permita poner a la gente a salvo. La vida de aquellas personas corrió peligro.
Estos días han recordado que la que tuvieron que utilizar es antigua, limitada, y no puede circular a más de 50 kilómetros por hora. ¿Y si no hubiera llegado a tiempo?, ¿y si hoy tuviéramos que lamentar mucho más que daños materiales?
Los bomberos no pueden trabajar con estas limitaciones, tampoco con los actuales efectivos. Exigirles así que velen por la seguridad de todos es un despropósito. El Ayuntamiento de Palma debe dar respuesta ya a sus peticiones. La seguridad de todos está en sus manos.