Los abogados de la familia de Paula Fornés, la joven que murió tras ser arrollada en sa Ràpita, reclaman una condena de 11 años y un mes de prisión para la conductora ebria que la mató. Los letrados la acusan de hasta seis delitos: homicidio imprudente, lesiones, conducción temeraria y sin carné, omisión del deber del socorro y falsedad en documento oficial.
La mujer, Renata G., de 45 años y nacionalidad polaca, circulaba la pasada noche de Sant Joan por la Avenida Miramar en un Skoda Spaceback de su marido. Iba haciendo eses, sin carné y sin seguro. A la altura del número 117, perdió el control del vehículo, se salió de la carretera e invadió el carril bici embistiendo a la adolescente, que tenía 15 años de edad.
La conductora se dio a la fuga sin detenerse a ayudar a la víctima. Unos testigos del accidente la localizaron en las inmediaciones cuando intentaba colocar el retrovisor del vehículo. Un joven tocó la ventanilla de su coche para preguntarle si sabía lo que había ocurrido. La respuesta fue: «¿Qué ha pasado?». El chico le quitó rápido las llaves del Skoda y sujetó a la mujer de la cintura cuando empezó a caminar. Decía que quería marcharse a su casa.
La conductora, que cuadruplicó la tasa de alcohol permitida, fue detenida e ingresó en prisión preventiva. Estuvo solo 11 días y salió de la cárcel tras pagar 12.000 euros de fianza. La Guardia Civil comprobó que tiene un carné polaco falso. Además, en 2015 ya fue condenada por circular bajo la influencia de bebidas alcohólicas en s'Estanyol.