El Ministerio Fiscal solicita un año de prisión para un mujer acusada de maltrato grave animal por apuñalar en Palma al perro del dueño del piso en el que vivía. La procesada negó los hechos.
De acuerdo con el escrito de acusación del ministerio público, la acusada, en la madrugada del 24 de octubre del pasado año, le causó daño con un objeto no identificado al perro de su casero y compañero de vivienda.
El can, de raza Beagle, sufrió una considerable herida cerca de la escápula izquierda de unos cuatro centímetros que le provocó una importante pérdida de sangre. El animal tuvo que ser operado de urgencia.
Durante el juicio, celebrado en la mañana de este lunes, la acusada negó los hechos que se le imputan. La mujer explicó su versión ante el tribunal. «Cuando llegué a casa, sobre las 23.30 horas, el perro estaba sangrando en la cama de mi compañero de habitación. ¡Cómo le voy a hacer eso si era yo quien lo sacaba a pasear y le daba de comer!», relató la inculpada.
El propietario del piso y dueño del perro, comentó ante el juez que los aullidos del animal le despertaron a él y a su hermano, que también convivía en el mismo piso. «Los gritos del perro me despertaron y provenían de la habitación de la acusada, que estaba cerrada», dijo. En los mismos términos se refirió el hermano, que añadió que en cuanto abrieron la puerta del cuarto de la acusada el can salió disparado a pesar de la gravedad de las heridas que tenía. El veterinario que atendió con carácter de urgencia aquella misma noche al animal explicó que el perro había sufrido una herida hecha con un «objeto punzante de unos cinco centímetros, tal como un cuchillo o unas tijeras», subrayó.
Por su parte, los agentes de la Policía Local que acudieron a la vivienda reconocieron que el can perdió mucha sangre y que temieron por su vida. La Fiscalía y la acusación particular piden, además de año de cárcel para la mujer, que indemnice con 450 euros al dueño del perro, cantidad que desembolsó por el tratamiento del animal después de la agresión. La defensa pide su absolución al entender que no hay pruebas de que las heridas se las produjera la mujer.