El Área de Investigación de la Guardia Civil de Inca ha imputado a un cartero que supuestamente guardó más de 20.000 cartas que debía repartir y las escondió en una habitación de la biblioteca de Selva. Los agentes calculan que durante dos años cometió este tipo de irregularidades y está acusado de un delito de apropiación indebida.
De acuerdo con las fuentes consultadas, el primero en detectar lo que estaba ocurriendo fue el director de la oficina de Correos de Inca, que había recibido numerosas quejas sobre cartas que no llegaban a su destino. El caso fue puesto en manos de la Benemérita del cuartel de Inca, que abrió una investigación y comprobó que la mayoría de envíos «extraviados» habían pasado por las manos del mismo funcionario. Las diligencias avanzaron a buen ritmo y finalmente los investigadores descubrieron que en una habitación de la biblioteca de Selva se almacenaban miles de cartas que el cartero no había repartido. Muchas de ellas eran de publicidad, pero otras contenían información valiosa para los destinatarios.
El asunto ha sido puesto en conocimiento de la autoridad judicial, ya que se trata de un delito penado en el Código Penal, y el cartero imputado fue citado a declarar. Su versión de los hechos no ha trascendido, pero el empleado público quedó en libertad, a la espera de juicio.