Entre agosto de 2014 y septiembre de 2015, en el barrio de La Soledat, medio centenar de personas se dedicaban a vender droga. Así se ha demostrado en un juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Palma. Los acusados han aceptado penas que suman 100 años de prisión. Todos excepto tres. Una de las procesadas que se ha desvinculado del narcotráfico es la hermana de ‘El Pablo'. El fiscal, en el juicio que ayer quedó visto para sentencia, mantiene su petición de siete años de cárcel.
«Todos los acusados actuaban de forma colaborativa. Los puntos de venta no podían quedar cerrados porque perdían dinero». El ministerio público considera que la mujer formaba parte del engranaje. «Los investigadores, en numerosas vigilancias, apreciaron la vinculación entre la acusada y el inmueble del número siete de la calle Teix».
El fiscal recordó que uno de los acusados, vendedor arrepentido del clan de ‘El Pablo', reconoció que trabajaba para ella. El hombre, a quien se le aplica la atenuante de colaboración con la Justicia y se le rebaja la pena de prisión solicitada, explicó detalles de cómo funcionaba el negocio. El punto de venta ingresaba entre 600 y 900 euros diarios. El acusado le entragaba el dinero a la hermana de ‘El Pablo'. Hacía turnos de 12 horas diarias con otra persona y se llevaba 10 euros por cada gramo que vendía.
El abogado de la mujer, David Salvá, pidió la absolución porque cree que la acusación está basada en suposiciones y en la declaración de un testigo «increíble». El letrado insistió en que el arrepentido tenía animadversión contra la mujer. La Policía Nacional, en el domicilio de la sospechosa, encontró 2.900 euros en efectivo. «No se ha acreditado que procedan de la venta de droga», indicó Salvá.
Un tercer enjuiciado, en el turno de la última palabra, dijo que es toxicómano y que no conoce a nadie del clan de ‘El Pablo', que monopolizó la venta de droga en La Soledat.