La Policía Nacional ha detenido a seis de las 40 personas que el pasado sábado rodearon y agredieron a nueve agentes del Grupo de Acción Rápida (GAR) fuera de servicio en Algeciras (Cádiz), ha informado la Policía.
El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ha señalado hoy que, por las primeras informaciones, el incidente es un «acto de vandalismo, de violencia callejera y tumultuaria, que no tiene nada que ver con otras cuestiones».
Los detenidos son Manuel R.S, que fue arrestado ayer en su casa tras ser identificado por uno de los dos sargentos que fueron agredidos junto con otros siete guardias civiles, otras tres personas que han sido arrestadas durante la mañana y dos más por la tarde. Se les imputan delitos de atentado contra agente de la autoridad, desordenes públicos y riña tumultuaria.
La Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), que ya tiene identificadas a otras seis personas que participaron en la agresión, continúa las pesquisas para esclarecer lo sucedido.
Los hechos se desencadenaron sobre las seis de la tarde de ayer cuando los nueve agentes, miembros de la unidad de los Grupos de Acción Rápida (GAR) desplegada en el Campo de Gibraltar para reforzar la lucha contra el narcotráfico en la zona, salieron de comer en un restaurante de Algeciras, disfrutando de su domingo libre.
Según fuentes policiales, cuando fueron a recoger sus vehículos en un aparcamiento en la calle, se encontraron a varias personas que celebraban una primera comunión en un restaurante aledaño y que les cortaron el paso y comenzaron a insultarles y a agredirles.
Pronto se sumaron otros asistentes a la comunión y, mientras los agentes se identificaban como tales y trataban «de calmar los ánimos», la violencia del grupo aumentó y empezaron a tirarles piedras, adoquines, ladrillos e incluso con algún bate de béisbol.
La violencia fue tal que uno de los agentes hizo tres tiros al aire, mientras que dos patrullas de la Policía Nacional acudían a ayudar a los agentes.
El ministro del Interior ha destacado hoy que sólo dos de los diez identificados por la agresión cuentan con antecedentes por narcotráfico y que el tumulto se originó antes de que los agresores supieran que eran guardias civiles, lo que apuntaría a que el ataque no fue ideado por una organización de narcotraficantes.
Zoido, que ha calificado como «ejemplar» el comportamiento de los agentes, ha señalado que fueron agredidos por «un grupo de indeseables» y ha asegurado que el ataque no quedará en la impunidad.
El presidente de la Coordinadora antidroga de la comarca del Campo de Gibraltar, Francisco Mena, ha indicado que estos hechos forman parte de la «pérdida del principio de autoridad» de los agentes que se ha instalado en la zona.
«Recuperar el principio de autoridad aquí no va a ser fácil, ni va a suceder a corto plazo», ha añadido, tras pedir mayor contundencia a la judicatura y a la fiscalía: «Desde el mayor respeto por las decisiones judiciales, en general la judicatura tiene que aplicar aquí el Código Penal con todas las consecuencias».
El diputado socialista Salvador de la Encina también ha pedido a jueces y fiscales que apliquen «con la máxima contundencia» el Código Penal para que los agresores de agentes no estén «al día siguiente» de ser detenidos en la calle. «Los jueces y fiscales disponen de los instrumentos jurídicos para ello, no es necesaria reforma alguna», ha sostenido el diputado.
La Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) ha señalado, por su lado, que, «a falta de confirmación de que este ataque guarde relación con el mundo del narcotráfico», lo que «resulta evidente» es «la creciente inseguridad que se vive en la zona», donde «cada semana guardias civiles, policías nacionales y locales sufren situaciones de acoso sin que desde el Gobierno se produzca reacción alguna». «Si esto les pasa a unos guardias civiles que vienen aquí uno, dos o tres meses desde otras zonas de España, qué no les pasará a los agentes que trabajan aquí todo el año», se ha cuestionado.
El alcalde de Algeciras (Cádiz), José Ignacio Landaluce (PP), ha asegurado de su lado que esta ciudad es «pacífica, acogedora y hospitalaria» y «no se merece ver su nombre y su imagen salpicados por las acciones, puntuales y aisladas, de personas o grupos».