El abogado Vicente Campaner aporta a la instrucción del ‘caso Cursach' un informe pericial que desmonta la versión policial y que confirma que durante la declaración del testigo protegido 26 existieron ‘soplos' o ‘chivatazos' en su declaración.
Las defensas sostenían que «en la declaración del testigo protegido número 26, tanto en relación a las identificaciones que fueron efectuadas, así como a parte de su declaración, fue claramente influenciado a través de las indicaciones o rectificaciones que continuamente iba recibiendo por parte de los agentes que durante la celebración de la misma estaban presentes en sede policial.
Identificaciones
En el momento de efectuarse las identificaciones vía álbum fotográfico (imágenes mostradas en pantalla), dichos agentes en varias ocasiones le indicaron al testigo la persona que tenía que identificar». Unos días más tarde, el juez y la Policía Nacional negaron que se indicara a un testigo del ‘caso Cursach' a qué policías tenía que señalar como corruptos.
En una providencia, el titular del juzgado desestimó la petición para investigar esos hechos: «Lo que sucedió ha sido explicado con suma claridad por la policía y nada tiene de ilegal ni de irregular».
Por su parte, el perito ingeniero superior en informática Carlos Aldama, uno de los más prestigiosos profesionales nacionales en esta materia, sostiene en su informe que ha podido demostrar la veracidad y autenticidad de contenido, analizando los metadatos que aporta y obteniéndose las siguientes conclusiones: «Se realiza un análisis visual del vídeo, no existiendo saltos ni discordancia en ninguno de sus extremos y mostrando a nivel de análisis de metadatos que la fecha y hora no ha sido alterada». Del mismo modo, el ingeniero también ratifica que «con total seguridad no se han manipulado los archivos». En otro de sus puntos de conclusión el experto sostiene que «se comprueba el continuo uso por parte del fiscal de su terminal móvil».
Además y debido al sonido estándar de recepción de WhatsApp, parece existir una coincidencia en múltiples puntos del vídeo entre los momentos en los que el fiscal finaliza de escribir y en los que acto seguido se escucha eses sonido ‘metálico' de recepción que parece provenir de la sala donde se encuentra el testigo».
Chivatazos
Finalmente, los expertos concluyen que se «observa claramente tras una reproducción audible del vídeo y con las garantías de no manipulación del mismo que previo incluso a que el propio testigo identifique una posición a nivel audible, es otra persona que le acompaña quien identifica a nivel audible dicha posición y posteriormente es repetida por el testigo».