Cinco jóvenes británicos, alojados en un piso de la calle Aragón, muy cerca de las Avenidas, montaron una fiesta la noche del sábado que tuvo un final dramático. En un momento dado, uno de los amigos se precipitó al vacío desde una altura de un quinto piso y perdió la vida. Sus amigos no se enteraron de lo ocurrido hasta la mañana siguiente, cuando agentes de la Policía Nacional se personaron en la vivienda.
Bebieron tal cantidad de alcohol que no se dieron cuenta del accidente mortal. Según las primeras hipótesis, los británicos llevaban varias horas consumiendo alcohol.
Cuando la policía subió al piso para hablar con ellos se encontró con un montón de botellas vacías y a los compañeros del fallecido en un estado de embriaguez muy elevado. Se sospecha que la muerte fue accidental. Una barandilla muy baja del balcón y el alcohol pudo convertirse en una combinación mortal.
Finalmente, fueron los propios chicos que, visiblemente borrachos, identificaron el cadáver de su amigo.