La Fiscalía solicita una pena de 14 años de cárcel para un hombre acusado de un delito de abusos sexuales a dos niñas que tenían entre 7 y 9 años cuando se produjeron. El juicio quedará visto para sentencia este jueves, después de que tanto el acusado como las víctimas, que ahora tienen 23 años, y sus familiares comparecieran este miércoles ante el tribunal. El escrito de acusación del ministerio fiscal relata hasta cuatro episodios distintos con una de las menores, cuyo diario, leído por su madre años después de los hechos acabaría provocando la denuncia, que fue presentada en marzo de 2010. Además, refleja otro capítulo con otra menor, cuya denuncia se produjo tras tener conocimiento de esos abusos.
El hombre, de nacionalidad argelina y que cuenta con otra causa abierta en la Audiencia Nacional por abusos sexuales, tenía una relación de décadas de confianza con las familias de las víctimas a través de la que era su pareja. Se veían periódicamente en la finca en la que vivía el acusado en del norte de la Isla, sobre todo, en verano.
Cuando la menor tenía 7 años el varón le habría realizado tocamientos mientras hacían la siesta. En otra ocasión estando la niña en el sofá comenzó a masajearla llegando a introducirle los dedos en la vagina y más adelante, en 2005, en el episodio que más claro tiene la joven, volvió a introducirle los dedos tras el mismo pretexto de masajearla cuando estaba en una habitación jugando con el ordenador.
La víctima confirmó los diferentes capítulos por los que necesitó tratamiento y aseguró que no dijo nada en su momento para no causar problemas. La otra joven aseguró que el acusado la habría cogido en brazos cara a cara frotando su sexo diciéndole que era «para poner celosas a las perras» cuando se quedaron solos en un gallinero. «Nunca la he tocado», insistió el acusado, que negó los hechos y aseguró que nunca se había quedado solo con ella y que no le hizo masajes, sino que en una vez le rascó la espalda. En cuanto a la segunda víctima también negó los hechos y defendió que la agarró por la espalda para evitar que molestase a las gallinas.