El Tribunal de Apelación de Rabat ha condenado a la pena de muerte a una persona que asesinó a una mujer, descuartizó su cadáver y dispersó los restos en diferentes ciudades del país, informa el diario Al Masae.
Los hechos remontan a julio de 2016 cuando el procesado mató a su amante de 36 años en su domicilio en la ciudad de Salé (cerca de Rabat), descuartizó su cadáver con una sierra, y luego dispersó sus partes en maletas en la capital marroquí y en Marrakech, 350 kilómetros al sur.
La investigación policial que llevó a la detención del asesino, de 37 años de edad, empezó cuando unos trabajadores de limpieza descubrieron una maleta abandonada en la estación del tren en Marrakech, cargada con restos humanos. En el mismo día, la policía halló otros restos humanos, pertenecientes a la misma víctima, en un cubo de basura en el centro del Rabat.
Tras el análisis de las huellas que ha dejado el agresor en el cadáver, los servicios de seguridad identificaron y arrestaron al autor del crimen, y hallaron en el frigorífico de su domicilio otros restos de la misma víctima.
Aunque Marruecos no ejecuta a ningún reo desde 1994, el Gobierno se niega a firmar una moratoria formal, como también se niega a eliminar los numerosos artículos del Código Penal que prevén la pena capital.
De hecho, cada año los tribunales marroquíes dictan una decena de condenas a muerte por delitos muy reprobados a nivel social como los de pederastia o los infanticidios, en medio de presiones de los defensores de derechos humanos para que se anule esta pena de la legislación del país.