El acusado de tres apuñalamientos en la capital burgalesa en 2015, uno de ellos mortal, y para quien el fiscal pide 34 años de internamiento en un centro psiquiátrico por un asesinato con alevosía y dos en grado de tentativa, ha reconocido lo ocurrido que ha atribuido a que «se me fue la cabeza».
En la vista oral que ha comenzado este lunes en la Audiencia provincial de Burgos, ha explicado que hace 20 años que le diagnosticaron un trastorno bipolar y ha reconocido que en los días previos a matar a un anciano de 80 años y apuñalar a otros dos compañeros de trabajo, en un almacén de electricidad y electrónica de la capital burgalesa, había dejado de tomar parte de la medicación.
Las versiones de las dos víctimas y varios testigos han permitido completar la secuencia de lo ocurrido en la mañana del 11 de noviembre de 2015.
El acusado cogió el cuchillo que guardaba en el almacén de electricidad y electrónica que poseía junto a sus dos hermanos y apuñaló a un compañero de trabajo.
Esta víctima ha asegurado que no habían discutido previamente y que solo sintió que alguien le apuñalaba, pero no vio a su agresor hasta que cayó al suelo, herido por un cuchillo de grandes dimensiones.
Al oír los gritos del herido, otro trabajador se acercó y recibió también una cuchillada. «Solo vi a mi compañero herido y noté que me clavaban algo; luego vi que el agresor era nuestro otro compañero y copropietario del almacén, que llevaba un cuchillo en la mano», ha explicado la segunda víctima.
Ambos heridos intentaron después llegar a la tienda familiar, donde se encontraba un hermano de la víctima que salió y le recriminó su actitud. Sin embargo, el agresor se encaró con él y empezó a perseguirle a la carrera cuchillo en mano.
En su trayecto, el acusado se topó con un hombre de 80 años que mató de otra cuchillada en el abdomen.
Una testigo, que vio lo que ocurría desde la ventana de la vivienda donde trabaja, ha referido hoy que pensó que el acusado había dado un puñetazo en el abdomen al anciano, pero luego pudo ver que el agresor llevaba un gran cuchillo en la mano.
El propio acusado terminó por autoagredirse y también se clavó el cuchillo en el abdomen antes de ser detenido.
El acusado solo ha respondido a las preguntas de su abogado, mientras que su hermano no ha querido responder a ninguno de los letrados.
Además de la pena de internamiento, tanto la Fiscalía como las acusaciones particulares solicitan diversas indemnizaciones para las víctimas y la familia del fallecido, aunque queda por determinar qué parte deberían asumir dos compañías de seguros del negocio familiar, dado que no está claro si las pólizas cubrían el almacén donde comenzaron los hechos o solo la tienda abierta al público, situada a unos cien metros.