Héctor Garrido nunca olvidará la noche del pasado domingo. Como cada día estaba paseando junto a sus dos perritos por la calle Santiago Rusiñol, de Inca. «Todo sucedió muy rápido. Cuando me dirigía a mi domicilio, sito en el número 201 de la citada calle, desde un portal muy próximo salió un joven –de unos 16 años aproximadamente–, con dos perros de gran tamaño de raza potencialmente peligrosa. Era una mezcla de pitbulls con otra raza que no supe identificar. Los animales iban sueltos y sin el correspondiente bozal. En un momento dado, los canes se abalanzaron sobre los míos. Para evitar que se los comieran me interpuse entre ellos para evitar la agresión, pero uno de los perros me dio un mordisco en el antebrazo derecho», señala Garrido.
En su escrito de denuncia, interpuesta en el cuartel de la Guardia Civil de Inca, la parte denunciante afirma que el menor que estaba a cargo de los canes de raza potencialmente peligrosa se quedó bloqueado y no supo en ningún momento como actuar. «Soy discapacitado y comencé a gritar y a pedir auxilio. Unos minutos más tarde, del mismo portal salió un hombre de unos 40 años de edad que al parecer es el legítimo propietario de los perros. Lejos de intentar tranquilizar los ánimos y de llevarse a los perros agresivos lo que hizo fue comenzar a insultarme y a proferir todo tipo de amenazas de muerte contra mi persona», señala Héctor.
«Mi mujer bajó y conseguimos marcharnos a casa para llamar a la policía. En ese momento pudimos ver al vecino seguirnos y golpear nuestra puerta mientras nos amenazaba de muerte. Tenemos miedo y pensamos que este hombre puede cumplir sus amenazas», concluye. Nada más producirse el altercado, agentes de la Policía Local de Inca y la Guardia Civil se personaron en el lugar. Una vez allí, identificaron al dueño de los perros y tomaron la filiación del chip de los animales. Tras interponer la pertinente denuncia y aportar el parte médico, los investigadores tratarán de esclarecer los hechos e informar a la autoridad judicial.