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El acusado del crimen de Porto Cristo: «Soy inocente, nunca he hecho nada malo»

El acusado del crimen de Porto Cristo. | Alejandro Sepúlveda

| Palma |

El acusado de matar en junio de 2014 de dos tiros al dueño de un bar de Porto Cristo que era amante de su mujer, ha proclamado este jueves su inocencia ante el jurado que le juzga en la Audiencia de Palma: «Soy inocente. Soy un trabajador, nunca he hecho nada malo, siempre respeto y ayudo a los demás», ha asegurado.

En el turno de última palabra, al final del juicio celebrado en la Audiencia de Palma, el acusado ha agregado: «Creo en la Justicia, pero si me consideran culpable injustamente, hay una casa para reparar los daños», ha afirmado.

La Fiscalía y el abogado de la familia del hombre asesinado han asegurado en sus informes finales que el acusado planeó el crimen desde un año antes, cuando empezó a hacer búsquedas en internet sobre la víctima y sobre distintas armas. Piden que sea condenado a 20 años de prisión por asesinato y a 2 años más por tenencia ilícita de armas.

«Tuvo el móvil, tuvo los medios y la oportunidad de cometer los hechos», ha dicho la fiscal Marta Carreras.

La fiscal considera acreditado que el crimen ocurrió el 24 de junio de 2014, cuando el acusado acudió al bar entre las 7 y 7.30, tuvo un mínimo contacto o conversación con la víctima, que mantenía relación sentimental con su esposa, y por sorpresa le disparó en el pecho y el cuello, causándole la muerte.

La acusadora pública ha recalcado que el propietario del bar no pudo defenderse porque le disparó «de manera sorpresiva e inesperada», como indica que el hombre, que estaba desayunando, murió con la servilleta en una mano y no presentaba ninguna marca defensiva.

Ha recordado que según la autopsia los disparos se hicieron a menos de un metro de distancia y que el hombre murió en cuestión de segundos.

La fiscal ha dicho que uno de los indicios de que el acusado estuvo en el bar es que había una taza en la barra «con una huella que de manera indubitada y sin discusión» era suya.

Ha recordado que tanto la esposa y la hija del fallecido como la mujer de la limpieza testificaron que esa taza no podía estar usada del día anterior porque todo el menaje se recoge diariamente.

Las balas que mataron a la víctima se dispararon con el arma que se encontró en el taller del acusado, ha dicho Carreras. Sobre la tesis del acusado de que alguien colocó el revólver en el taller, la fiscal ha recordado que según el policía que lideró la investigación, no encontraron ningún indicio de que alguien hubiera entrado en el establecimiento.

La fiscal ha recordado además que en el ordenador del taller la policía encontró búsquedas de instrucciones de uso de un revólver como el usado en el asesinato. Según la acusadora, por sentido común el acusado no puede negar ser el autor de búsquedas relacionadas con sexo e infidelidades.

En cuanto al delito de tenencia ilícita de armas, la fiscal ha señalado que el acusado no tenía licencia para el revólver con el que fue asesinada la víctima, que además constaba legalmente como inutilizado desde 1997.

La fiscal ha negado que el acusado haya reparado el daño causado a las víctimas y que tuviera sus facultades mentales alteradas cuando cometió el crimen y ha señalado que el médico de la prisión que lo atendió dos días después de los hechos no apreció ninguna enfermedad.

El abogado que ejerce la acusación particular, Bartolomé Salas, que representa a la viuda y la hija del fallecido, ha dicho ante el jurado que el acusado «es un asesino que estuvo un año planeando matar». Ha destacado su «frialdad» y que siete meses antes buscó en internet «armas, silenciadores y un plan preconcebido para matar y quedar impune».

Lagunas

El defensor Miguel Mir ha señalado que hay «lagunas insalvables» en la acusación, que considera basada en conjeturas, y no hay pruebas de que A.M.N. cometiera el crimen cuando no hay huellas suyas en el arma del crimen y nadie le ha identificado como la persona que salió del bar la mañana del crimen.

Ha destacado que el acusado facilitó desde un principio el registro en su taller y el acceso a las imágenes de seguridad y ha cuestionado que esa pueda ser la actitud de alguien culpable de un delito.

El abogado defensor ha recordado que el arma se encontró en el tercer registro del taller, más de un mes después del crimen, y dentro de un agujero que tenía cascotes al lado. Ha dicho que la policía no vio ese agujero antes porque no existía.

Está previsto que el jurado reciba hoy mismo el objeto del veredicto y se retire a deliberar.

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